Denuncian una red secreta de prisiones de la CIA

El "Post" denunció que están en Tailandia, Afganistán y países de Europa Oriental.

WASHINGTON (Télam-DPA/AFP).- La CIA detiene e interroga a presuntos miembros de Al Qaeda en una «instalación secreta» en Europa del Este, como parte de un «sistema encubierto de prisiones», establecido después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, según informó ayer el diario «Washington Post».

La CIA se negó a comentar el artículo. «Rehusamos hacer comentarios», declaró a la AFP un portavoz de la CIA.

Se trata de un complejo de la era soviética, parte de una red que incluye instalaciones en ocho países, entre ellos Tailandia y Afganistán, así como un pequeño centro en la base de Guantánamo, en Cuba y «varios países democráticos de Europa del Este», cuyos nombres no fueron revelados por seguridad, informó el diario norteamericano, citando a oficiales estadounidenses y extranjeros.

La CIA envió más de 100 sospechosos de terrorismo a estas prisiones secretas, según el diario, que afirma que este sistema de detención sólo es conocido por unos pocos altos funcionarios estadounidenses, y en general por el presidente y algunos funcionarios de inteligencia de los países donde se encuentran instaladas.

Un portavoz de los servicios de inteligencia estadounidenses no devolvió inmediatamente la llamada para comentar la información.

La publicación del matutino indicó que en los documentos clasificados de la Casa Blanca, el Departamento de Justicia y del Congreso, se refieren a las prisiones como «sitios negros» y prácticamente no se sabe nada sobre quiénes son los detenidos, cómo son interrogados o las decisiones sobre cuánto tiempo serán retenidos.

Actualmente, alrededor de 30 «importantes» sospechosos de terrorismo están retenidos en los «sitios negros» mientras que más de 70, considerados menos importantes, fueron entregados a los servicios de inteligencia de sus respectivos países bajo un proceso conocido como «rendición», dijo el diario, citando fuentes de inteligencia estadounidenses y extranjeras.

Los 30 «importantes» prisioneros, supuestos miembros de la red Al Qaeda, están aislados del mundo exterior, no tienen derechos legales reconocidos y nadie fuera de la CIA puede hablar con ellos o verles, añadieron las fuentes al diario.

El Post, citando a ex agentes de los servicios secretos y agentes en actividad al igual que otros responsables del gobierno norteamericano, dijo que la CIA usaba dichos centros de detención en el extranjero porque en Estados Unidos es ilegal mantener a los prisioneros en dicho aislamiento.

El periódico dijo que no publicaba los nombres de los países del Este de Europa implicados en el programa encubierto a petición de «altos cargos» de Estados Unidos, los que argumentan que la revelación podría enturbiar lo esfuerzos antiterroristas o que los países que albergan las prisiones sean «objeto de revancha».

El sistema de detención secreto se concibió poco después de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, cuando la hipótesis de trabajo era que otro ataque era inminente, dijo la noticia.

Tailandia desmintió este miércoles haber permitido a la CIA la instalación de un centro de detención.

Por su parte, el ministro del Interior de la República Checa, Frantisek Bublan, afirmó que Praga rechazó recientemente una solicitud de Estados Unidos para instalar en su territorio un centro de detención para trasladar algunos de los prisioneros actualmente recluidos en la prisión de su base en Guantánamo (isla de Cuba). «Hubo negociaciones hace cerca de un mes. (Los estadounidenses) hicieron esfuerzos por instalar aquí algo de ese tipo, pero no lo lograron», declaró Bublan al diario «Aktualne.cz».

En tanto, el ex presidente estadounidense Jimmy Carter se refirió al informe en una entrevista con la NBC en la que acusó al gobierno del presidente George W. Bush de socavar las bases morales de la política exterior de su país. «Esto es sólo un indicio de lo que se ha hecho durante esta administración para cambiar las políticas que persistieron durante toda nuestra historia», afirmó.

Se agiganta el lado oscuro de la «guerra al terrorismo»

Nuevamente el gobierno de George W Bush es objeto de críticas por los abusos de su «guerra mundial al terrorismo». Desde hace meses, organizaciones de defensa de los Derechos Humanos denuncian la existencia de «prisioneros fantasma» detenidos por la CIA en lugares desconocidos y la llamada «deslocalización de la tortura», un sistema que consistiría en trasladar a sospechosos de ser terroristas a países que practican la tortura a fin de hacerlos hablar, porque Washington no admite esa práctica en su territorio.

La prensa de Estados Unidos ha publicado en los últimos meses varias investigaciones que revelan la existencia de esos traslados, considerados «restituciones extraordinarias» por parte de la agencia de inteligencia estadounidense.

La revista The New Yorker, en un artículo publicado en febrero de este año bajo el título «La deslocalización de la tortura», afirma que presuntos terroristas han sido enviados Egipto, Marruecos, Siria y Jordania, «países que se sabe utilizan métodos de tortura en los interrogatorios». Asimismo, la revista Newsweek y el programa «60 minutos» de la CBS revelaron poco después que la CIA utilizaría un avión secreto para trasladar a los prisioneros a esos países. Según el diario The New York Times, la CIA habría transferido entre 100 y 150 prisioneros después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, luego de haber recibido luz verde de la Casa Blanca para dar curso a una directiva secreta.

Al realizar esas «restituciones extraordinarias», el gobierno de Estados Unidos evitó los procesos tradicionales de extradición e ignoró el derecho estadounidense que prohíbe la expulsión o extradición de individuos a países donde se practica la tortura.

En junio, Amnistía Internacional había acusado a Estados Unidos de establecer un «archipiélago Gulag» en Guantánamo y otras prisiones, a menudo secretas, en distintos puntos del planeta. Estos «prisioneros fantasma» son en su mayoría cuadros de alto rango de Al Qaeda, entre ellos Ramzi ben al-Shaiba, uno de los presuntos coordinadores de los atentados de 2001 contra Nueva York y Washington, o el número tres del grupo, Jaled Cheij Mohammed. Esas organizaciones citan el caso de Maher Arar, un ingeniero canadiense de origen sirio arrestado en septiembre de 2002 en Nueva York y trasladado a Siria donde habría sido torturado durante seis meses y luego librado sin cargos.

En Washington hay actualmente una fuerte discusión sobre métodos de interrogatorio y tortura. El puntapié inicial lo dio el vicepresidente Dick Cheney, quien pidió al Congreso que exceptúe a la CIA de la obligación de no aplicar tormentos físicos a prisioneros, al debatir un proyecto de ley del senador republicano John Mc Cain, tras el escándalo en la prisión iraquí de Abu Grahib. (Redacción Central , con informes de AFP/AP y DPA)


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