Denuncias cruzadas recalientan la campaña

El gobierno usó dos causas que lo involucran para atacar a Carrió y a Lavagna. La arista dijo que es una operación. El ex ministro, que "están asustados".

La campaña electoral se recalentó ayer con denuncias cruzadas de corrupción entre el presidente Néstor Kirchner y la líder de la opositora Coalición Cívica, Elisa Carrió, en el marco de las denuncias por facturas falsas y supuestas empresas «fantasma» derivadas del caso Skanska.

El miércoles en Diputados, en una maniobra por desviar la atención que el caso de corrupción pone sobre el gobierno de Kirchner, el jefe de Gabinete Alberto Fernández afirmó que la jefatura porteña de Jorge Telerman utilizó facturas apócrifas de publicidad a nombre de una de las empresas involucradas en el caso Skanska.

En este sentido, el propio Kirchner acusó ayer a la candidata presidencial opositora de tener una «actitud fascista» y «mirar la paja en el ojo ajeno y no en el propio», al tiempo que salió a pegarle a la fórmula a la jefatura de Gobierno que comparten Telerman y Enrique Olivera, en línea con la acusación lanzada ayer por el jefe de Gabinete.

Carrió -mentora del acuerdo con Telerman-, no tardó en responder y dijo que las denuncias contra el actual jefe de Gobierno son «una copia de la operación que le hicieron en 2005 a Olivera», cuando lo acusaron de tener cuentas en el exterior y luego, recién después de las elecciones, se demostró que era falso.

«Aquellos que quieren, como alguna dirigente, la perfección, es una actitud fascista absoluta. Una dirigenta (sic) opositora dijo que se iba a venir un tsunami (al gobierno nacional) y yo por las dudas lo miré a Daniel (Scioli) y dije 'menos mal que tengo al campeón de motonáutica al lado porque me salvo con él'», ironizó el Presidente durante un acto ayer por la mañana en la Casa Rosada, en el que estuvo acompañado por sus candidatos a gobernador bonaerense y a jefe de Gobierno de la Ciudad.

Kirchner avaló así a la denuncia lanzada ayer por el jefe de Gabinete en la Cámara de Diputados, donde acusó al gobierno de Telerman de haber pagado 500 mil dólares en publicidad con supuestas facturas apócrifas de la empresa Soul Group.

Esa empresa fue investigada en el marco de la causa que motivó el escándalo en torno a la constructora sueca Skanska, que admitió el pago de sobornos para la construcción del Gasoducto Norte, caso por el que son investigados funcionarios del ministerio de Planificación Federal que conduce Julio De Vido.

Ante la contradenuncia del Poder Ejecutivo, Carrió advirtió que «la desesperación parece llevar a cualquier parte al Gobierno. Era de esperar una mayor imaginación del Presidente, aunque -ironizó- debo decir que me encantan los insultos de él y de los Fernández».

Por su parte, el candidato a presidente Roberto Lavagna calificó ayer como la «mugre habitual» las acusaciones del jefe de Gabinete, que buscaron vincularlo con el escándalo por el cuestionado pago al Grupo Greco.

«Están asustados», interpretó Lavagna en la entrada de la Feria del Libro y comparó: «ya se lo hicieron antes a (Enrique) Olivera». Así aludió a las denuncias que, en la campaña comunal de 2005, lanzó el kirchnerismo contra el entonces candidato a legislador del ARI. (DyN)


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