A la marioneta que manejan los grandes ya se le notan los hilos

Opinión

“El fútbol es de los vivos y el que no llora no mama”, es una frase troquelada y estampada desde siempre en el mundo de la pelota y hoy exacerbada hasta el hastío en un fútbol polarizado por Boca y River, los dos grandes que lo tienen todo aunque pareciera que siempre quieren más. Su voracidad infinita los empuja a la vez a libran una lucha sin respiro para ver quién prevalece sobre el otro. Traiciones, caprichos y deslealtades alimentan la puja de los dos finalistas de la Copa Libertadores, donde a Boca lo desvela el deseo de hacer pagar a River como sea, el hecho de haber recurrido al escritorio en la noche del gas pimienta. Ningún hincha xeneize quisiera ganar una copa por medio de una protesta de puntos, siempre y cuando no se trate de River, claro está. Ojo por ojo, escritorio por escritorio.

En Núñez están molestos porque sostienen que sin la “colaboración” de River, la final del sábado 24, cuando la FIFA y la Conmebol presionaban, se jugaba. “Traición” clamó el Millo, como parte de un toma y daca interminable, mientras por la ninguneada Superliga, en el escandaloso partido contra Independiente, Barros Schelotto pedía a viva voz la expulsión de Gigliotti, en una jugada donde había gol lícito de Independiente, quien fue abiertamente perjudicado por el árbitro Herrera. No queremos imaginar cómo hubiera sido el reclamo del Mellizo si el gol anulado era de su equipo…

Mientras Boca y River se debaten en su lucha egocéntrica, mañana un bálsamo fresco y necesario oxigenará el fútbol nuestro con una final sin histerias ni divismos, lejos del poder de los millones y con héroes en pantalón corto. Rosario Central y Gimnasia La Plata definirán la Copa Argentina, donde habrá dos hinchadas, mucha pasión y un necesario título en juego. Eso sí, el Lobo tiene asistencia perfecta en la Superliga y el Canalla debe un partido (con River). Ambos pidieron la postergación de la última fecha, pero el reglamento del torneo se lo prohibió. Sólo copas internacionales, dice la letra chica. A la vuelta de Madrid, River tendrá cuatro partidos menos por la Superliga y Boca dos. Y después preguntamos por qué estamos cómo estamos.


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