Delpo: “Esta es la copa que quería ganar”

Las claves del triunfo de “la Torre de Tandil “

Juan Martín Del Potro confesó que el trofeo que obtuvo al ganar el torneo de Indian Wells en una épica final con el suizo Roger Federer “era la copa que quería ganar esta semana para empezar bien la temporada”.

“Esta es la copa que quería ganar esta semana, porque es el inicio de temporada y por lo tanto me puede marcar para el resto del año”, confió Del Potro mientras era vitoreado hasta por el propio Federer.

“Todavía estoy temblando porque le gané a un grande como Federer, que es un grande y un amigo”, remarcó “La Torre de Tandil” como respuesta a los elogios vertidos previamente por el suizo, quien sostuvo que “el partido fue parejo pero Del Potro se merecía el triunfo”.

Al argentino se lo vio muy molesto durante el transcurso del segundo set porque según él cuando la gente gritaba el umpire no se preocupaba en callarla, “o por lo menos no lo hacía con la autoridad que se necesitaba”.

“La verdad que estaba muy enojado en el segundo set, pero era con el umpire y no con la gente, a la que le estoy muy reconocido por todo el amor y el cariño que me brindaron durante toda esta semana”, aclaró el tandilense.

“Y también quiero darles un gracias enorme a todos los argentinos que vinieron a apoyarme y a la gente de mi país que seguramente habrá visto esta final por televisión”, concluyó su alocución Del Potro ya mutando del inglés, con el que se expresó durante la primera parte de su discurso, al castellano.

La mejor versión:

La mejor versión de Juan Martín del Potro está de vuelta: tras ganar hace unas semanas el Abierto Mexicano de tenis, el argentino se consagró este domingo campeón de Indian Wells al derrotar en la final al suizo Roger Federer.

Del Potro, sexto cabeza de serie, ganó el primer Masters 1000 de su carrera al superar a la primera raqueta del mundo en tres sets de 6-4, 6-7 (8/10), 7/6 (7/2) en dos horas y 42 minutos.

El de Tandil, a sus 29 años, se convirtió en el primer argentino en ganar en el desierto californiano y el primer latinoamericano en conseguirlo desde el chileno Marcelo Ríos en 1998, una década después de alzarse con el Abierto de Estados Unidos, en 2009.

“Fue un partido increíble, en todos los sentidos. Jugamos muy bien, la gente estaba emocionada en cada punto, Roger y yo estábamos nerviosos y lo sentíamos en la pista (…) Es increíble, no me puedo creer ganar este torneo ganando a Roger”, apuntó el argentino en conferencia de prensa.

“Me sorprendió lo mucho que le costó volver a su mejor nivel (tras sus lesiones) pero creo que ya está ahí. Se parece a su antiguo él. Estoy muy contento por ello”, dijo por su parte Federer.

El “Expreso Suizo” era el gran favorito con un balance en sus enfrentamientos directos de 18-6, 13-6 en pista dura.

Por si fuera poco, a sus 36 años Federer firmaba el mejor arranque de temporada de su carrera, con 17 triunfos al hilo y los títulos del Abierto de Australia y de Róterdam, cediendo únicamente cuatro sets de los 44 que había jugado en 2018.

El argentino saltó a la cancha tres horas antes del comienzo del partido.

El público presenció sorprendido cómo el albiceleste, cerca de una hora antes de la final femenina, decidía calentar durante un rato. Concentrado, con una única misión, “Delpo”, castigado por molestias en su espalda desde la cuarta ronda, necesitaba entrar en calor. Poner su cuerpo a punto.

Unas 18.347 personas se dieron cita para presenciar el espectáculo, estableciendo un nuevo récord en la historia del torneo.

Dominador

El comienzo fue un intercambio de golpes. Como dos púgiles frescos que inician la pelea, uno ganaba su servicio y el otro hacía lo propio.

La fiabilidad de Del Potro con su saque era absoluta, sin permitir que su rival gozara de ningún “break point” hasta el final de la segunda manga.

Él, en cambio, aprovechó el primero que tuvo en un quinto juego clave: el albiceleste se puso 0-40 con saque de Federer y cerró el “game” justo después, en blanco.

“Delpo” no solo resultaba imparable con su servicio sino que se mostraba infalible con su derecha desde el fondo de la pista y muy seguro con su revés a dos manos, su punto débil desde que se vio obligado a pasar por el quirófano.

En 33 minutos, y tras un juego en blanco, el argentino se apoderaba del primer set, algo clave de cara al triunfo final ya que en cinco de sus únicas seis victorias previas ante el suizo el tandilense había ganado la primera manga.

Quince errores no forzados para el suizo por 10 de su rival ponían de manifiesto lo visto sobre la pista.

Cientos de latinos inundaban las gradas, con banderas de Argentina, camisetas con los colores de su país y el nombre de su ídolo en ellas.

Elevado por el ánimo de la gente, “Delpo” rozó un nuevo quiebre en el primero del segundo set, con un 15-40 que podría haber sido definitivo. Pero Federer es Federer por algo y, en apenas un par de minutos, se había hecho con el juego.

El segundo “game” regaló el punto del campeonato: el suizo dejó la pelota muerta en la red, el albiceleste la salvó, Federer puso la bola en la línea de fondo y su rival solventó la situación golpeando la pelota por debajo de sus piernas. El europeo se hizo con el punto pero la ovación fue para el sudamericano.

Así se llegó al definitivo “tie break”, entre quejas de Federer al árbitro.

Frustado

Incómodo y frustrado, Del Potro le hacía sufrir como nadie lo había conseguido en los últimos tiempos, poniéndole contra las cuerdas con 8-7 y punto de campeonato.

Pero mandó la pelota con un derechazo cruzado a la red y Federer no perdonó, insuflándose de vida de cara al tercer set.

En él, Del Potro tuvo que tirar de épica. Cedió su servicio en el noveno juego y Federer disfrutó de tres puntos de campeonato. Sin embargo, el albiceleste no bajó los brazos y siguió luchando frente a un rival cada vez desdibujado, que se lamentaba y discutía con el árbitro continuamente.

El definitivo “tie break” lo demostró de nuevo. El de Basilea cometió dos dobles faltas y pidió clemencia al cielo, que este domingo favoreció a Del Potro.

El argentino se lo agradeció con los brazos en alto, mirándolo fijamente. Tras cuatro operaciones de muñeca, ante el mejor tenista del mundo y luego de salvar tres bolas de partido, acababa de obrar un milagro.


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