Deportistas ciegos y campeones, sin trabajo
BUENOS AIRES (Télam).- Algunos de los deportistas ciegos galardonados en los últimos juegos paralímpicos o en campeonatos mundiales deben desempeñarse como cartoneros o vendedores ambulantes, al verse frustrados los puestos de trabajo que les prometen en distintos organismos oficiales.
Situados como ejemplo de esfuerzo y dedicación, la realidad social que afrontan varios deportistas del equipo de fútbol de «Los Murciélagos» o de «Los Topos», campeones del mundo de fútbol y de torball, respectivamente, es tan agobiante como la de cualquier desempleado pero con el agravante de la discapacidad.
«Como una vez al día, cuando mucho, hace tres años que busco trabajo, no soy un vago, quiero trabajar y a esta altura acepto cualquier empleo o un subsidio» dijo Marcelo Kloster, campeón del mundo de torball, quien se gana la vida juntando cartones y tiene una hija también con problemas visuales.
El deportista dijo que le cuesta cada vez más atender a su pequeña hija, que necesita anteojos especiales, mientras practica torball, un juego que disputan equipos de tres miembros cada uno.
La Federación Argentina de Deportistas Ciegos (Fadec) gestiona subsidios y becas para los casi 800 afiliados que posee y que pasan por esta situación. La entidad inició una campaña de solicitud de trabajo para los deportistas ciegos haciendo hincapié en el no cumplimiento de normativas nacionales y provinciales que obligan a los estados a respetar un cupo laboral para personas discapacitadas.
Domingo Latella, tesorero de Fadec, aseguró que «lamentablemente esto es así, los deportistas representan al país y ganan medallas pero no pueden recuperar su dignidad al no conseguir empleo, mientras los funcionarios no se dan cuenta de esta situación. «Si los funcionarios les dieran trabajo, la decisión caería muy bien en la sociedad pero, aún así, los reciben y dilatan la decisión», añadió.
Latella explicó que el caso más emblemático es el de Patricio Finoli, consagrado recientemente campeón mundial de torball, un deporte amateur que en Argentina no se practica.
«Finoli habló con el presidente Néstor Kirchner, le explicó su situación, el jefe de Estado lo comprendió y lo derivó a la secretaría de Deportes, pero allí no le dieron una respuesta y nuestro deportista aún no tiene trabajo», remarcó Latella.
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