Derrota olímpica golpea a Obama y lo alecciona

Los intereses son más fuertes que la popularidad, dicen. Opositores utilizan el revés para criticarlo aún más.

WASHINGTON (DPA).- La prensa de Estados Unidos considera que la derrota de Chicago en la carrera por ser sede de los Juegos Olímpicos de 2016 es una «lección» que el presidente del país, Barack Obama, debe aprender para aplicarla a otras batallas políticas.

«Si el señor Obama y la Casa Blanca han cometido un error es la inquebrantable fe en que su popularidad personal lo lograría todo», comentó «The Wall Street Journal».

«La derrota olímpica muestra en este sentido que en los asuntos mundiales los intereses son más fuertes que el encanto o la popularidad. Es mejor aprender esta lección por un evento deportivo que por armas atómicas», agrega el rotativo.

«The New York Times» asegura que Obama «no sólo fracasó en llevar el oro a casa, sino también la plata y el bronce». «La derrota en los Juegos Olímpicos no es un asunto de vida o muerte que decida una presidencia», defiende a Obama el diario neoyorquino. «Pero da alas a los críticos, que lo ven como símbolo de un presidente que establece mal las prioridades y sobrevalora su capacidad para convencer al mundo de que le siga», agrega.

«The Chicago Tribune» lamenta la oportunidad perdida por la ciudad: «La mayor posibilidad de la candidatura radicaba en un concepto: niños y deporte. Los Juegos podrían haberlos sacado del sofá, alejarlos de la comida basura, de la televisión, de los videojuegos, de las bandas y de la violencia».

Chicago fue la primera eliminada el viernes en la votación por la sede de los Juegos de 2016, superada por Tokio, Madrid y Río de Janeiro, que fue finalmente la elegida.

Obama carga ahora con gran parte de la responsabilidad de la derrota de Chicago. Muchos contaban con la ciudad estadounidense como favorita junto a Río gracias sobre todo al esperado «efecto Obama».

La primera dama, Michelle, dirigió la labor de «lobby» en Copenhague y el presidente estuvo en la presentación final, donde su discurso no convenció.

Era la primera vez que un presidente de Estados Unidos estaba presente en una elección olímpica. Pero los miembros del COI (Comité Olímpico Internacional), ente del que siempre se destaca su antiamericanismo, no sucumbieron al carisma de Obama.

«¿Significa la decisión que a muchas personas en el mundo sigue sin gustarles los Estados Unidos?», comenta por ejemplo Rick Moran en un blog conservador. «Obama ha puesto el prestigio de su presidencia directamente en la balanza y ha perdido», agrega.

La candidatura de Chicago costó 48 millones de dólares, según una emisora de televisión de la ciudad. Los críticos se preguntan: «¿Cuánto han tenido que pagar los contribuyentes por el maratón de Obama de ida y vuelta a Copenhague de 20 horas?». «Quizás deberíamos haber enviado mejor a Michael Jordan», escribe «The Washington Post».

El ex jugador de baloncesto defendió a los Obama: «Han hecho un trabajo fantástico. Pensaba que lo lograríamos, sin duda».

Más allá de lo deportivo

Por su parte, el diario «Los Ángeles Times» no dudó en afirmar en su web nada más conocerse la derrota de Chicago que constituye «un golpe a Obama». Y es que el «no» del COI supuso el primer revés rotundo internacional al mandatario norteamericano en una cuestión que, para la Casa Blanca, iba más allá del escenario deportivo.

Con un proceso de paz en Cercano Oriente estancado como casi siempre, un Irán que se resiste a las ofertas de diálogo de Washington y sin un final claro para las «heredadas» guerras de Irak y Afganistán, la Casa Blanca había concebido la apuesta olímpica como una ofensiva diplomática para demostrarle al mundo su voluntad de «alargar la mano» a la comunidad internacional, como lo describió la asesora olímpica de Obama, Valerie Jarrett.

Desde su llegada a la Casa Blanca en enero, Obama ha tratado intensamente de cambiar la imagen internacional de Estados Unidos, muy afectada tras los ocho años en la presidencia de su predecesor George W. Bush, y la postulación olímpica de Chicago se presentaba como una interesante oportunidad de vender una vez más una nueva visión del país norteamericano.

Una maniobra sin embargo no exenta de riesgos, como demuestran las numerosas críticas que recibió el presidente por emprender un viaje de este tipo -Obama es el primer jefe de Estado norteamericano que se implica directamente en la lucha por una sede olímpica- cuando las malas noticias no paran de llegar, internacional y domésticamente, como la nueva alta cifra de desempleo que se conoció ayer mismo.

«Prioridades equivocadas», sentenció el opositor Partido Republicano sobre el viaje de Obama. «Pese al incremento del desempleo, Obama vuela al otro lado del océano para hacer una apuesta olímpica que sólo ayuda a sus amigos ricos de Chicago», denunció el Comité Nacional Republicano. Ya en días anteriores, el presidente del partido, Michael Steele había cuestionado la utilidad de un viaje «que puede ser muy bonito, pero que no es en absoluto necesario», fustigó.


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