Desde el desayuno, cómo vivieron el día los principales candidatos a gobernador 01-09-03

Soria votó junto a dos de sus hijos

ROCA (AR).- La mañana de Carlos Soria comenzó entre la tranquilidad de un domingo en familia y las particularidades de las elecciones Fiel a su estilo, se mostró firme y serio, ocultando la ansiedad lógica. «Dormí perfectamente», fue lo primero que dijo cuando vio llegar a la prensa.

Según declaró, empezó el día «con un mate en la catrera», y cerca de las 9.30 recibió el llamado el presidente de la Nación, Néstor Kirchner. «Me llamó para reiterar su apoyo», comentó Acompañado por su familia, se interiorizó telefónicamente de los detalles de las primeras horas de votación. Allí fue cuando le informaron sobre la supuesta existencia de «boletas falsas» aparentemente habrían sido colocadas con la intención de confundir a los votantes e impugnar votos.

Todavía golpeado por el fatal accidente en el que perdiera la vida días atrás el abogado Rodolfo Codeká, su amigo y miembro del equipo de asesores, recién bajó del departamento de Isidro Lobo e Italia pasadas las 10.30. Con dos de sus hijos, se dirigió a votar a la escuela 289. En ese mismo establecimiento votaban además, Miguel Saiz y Ricardo Sarandría. Justamente con este último coincidió el justicialista. Se saludaron atentamente. Luego se supo que Sarandría le expresó su pesar por el fallecimiento Codeká y ambos se desearon suerte. «Sarandría me dijo que tenemos que cambiar esto», afirmó Soria. Y agregó: «Un dirigente político de la experiencia de Verani no puede cometer el error garrafal de decir las barbaridades que dijo en la clausura».

CIPOLLETTI (AC).- Julio Arriaga se acostó poco antes de la medianoche y el domingo a las 7 se despertó. En su departamento del cuarto piso del edificio Torino leyó el diario, se tomó dos o tres mates y salió a recorrer la ciudad. Estuvo en el salón de Bomberos, recibió el abrazo de mucha gente y volvió al departamento para el desayuno, tardío esta vez, sobre el filo de las 10. Tuvo que despertar a su esposa Marcela, que se había quedado dormida.

En el living, con ella, su hijita Sofía, su hijo Esteban -estudia Medicina en Córdoba y vino a estar junto a su padre, y a votar- Andrés Balmelli, amigo de la infancia que llegó de La Plata para acompañarlo, el médico Alejandro Scafidi y su colaborador Mario Rodríguez, compartió vainillas, su factura predilecta, mate y café con leche.

«Abrigate que está fresco», aconsejó, protectora, Marcela, y lo despidió con un abrazo y un beso.

De nuevo Arriaga hizo un periplo por algunas escuelas y pasadas las 11 llegó a votar a la escuela del barrio Del Trabajo. Lo esperaba un mar de periodistas, regionales y nacionales.

Como siempre en elecciones, el almuerzo fue en la casa de un amigo también con su familia. Comió liviano: una presa de pollo, ensalada, una fruta, medio vasito de vino con agua gasificada y después volvió a su casa y descansó muy poco, para retomar fuerzas.

Sobre las 16 ya estaba supervisando que todo anduviera en orden.

ROCA (AR).- A las 8 de la mañana del domingo, Miguel Saiz entró apurado por el garaje de la casa que el gobernador Pablo Verani tiene en Roca, en Villegas al 100. Vestido con jeans y zapatillas, apagó lo que le quedaba de un cigarrillo antes de entrar y ya fue imposible no verlo durante el resto de la mañana sino rodeado de una nube de humo. Adentro, Verani lo esperaba en compañía de Daniel Sartor y con un desayuno servido. «La verdad es que anoche no pude dormir, me costó mucho descansar», confió a los periodistas. Acto seguido le entró a los merengues sin vergüenza. Fue ese el momento que eligió Verani para asegurar que «fue una campaña muy tranquila, en general no hubo agresión entre los candidatos y en una de esas tengo que reconocer que yo fui el más agresivo, pero hay que salir a responder las estupideces que se dicen por ahí» Una hora más tarde, el candidato radical recorría algunos barrios de la zona norte de la ciudad y varias escuelas a bordo de su auto y en compañía de un asesor. Apenas pasadas las once y media, tal como estaba previsto, llegó a la escuela 289 del barrio Noroeste y soportó una cola de casi veinte minutos, en medio de un calor que empezaba a sentirse. Llegó con su hijo, que votaba por primera vez.

Verani rehuyó el contacto con la prensa durante toda la mañana y sólo fue posible verlo cuando llegó a votar, en un auto manejado por Daniel Sartor. Fue a las doce y media, en la escuela 323 del Barrio Nuevo. Votó en la mesa 55, rodeado de simpatizantes. Sartor volvió a hacer de chofer. Los dos pasaron a saludar a Luis Salvucci, que vive a metros de la escuela.

VIEDMA (AV).- No bien salió el sol, Eduardo Rosso y su esposa Ana Fernández ya estaban desayunando. El teléfono estuvo al rojo vivo desde un primer momento. Llamados de aliento, de parte de amigos y familiares, y también para ponerlo en antecedente de problemas en algunas mesas de votación. A medida que se sucedían los llamados se fueron levantandos sus tres hijos. El único privilegiado que pudo dormir más fue su nieto Augusto de apenas seis meses.

A las 9.30, el postulante del Movimiento de Acción Rionegrina (Mara) se sentó al volante de su Renault 9 azul y comenzó a recorrer escuelas. Al mediodía no se cumplió con la tradición del almuerzo en familia. En la mesa solo estuvieron el pollo asado de la noche anterior, algunos sandwichs, y luego a seguir. Ana lo justificó: «no estamos para sentarnos a almorzar. Uno de mis chicas tuvo que suplantar a un fiscal, el otro anda con el padre, y además el teléfono suena».

En la Escuela Especial N 7 donde ocurrió junto a su hijo Juan José, la gente pugnaba por entrar y junto con Fernando Chironi convenció a los militares que todos debían poder ingresar.


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