Desmitificar el propio mito después del Colón
Manolo Juárez realizó una actuación en el famoso teatro producto de la cual editó un CD. Aun así, Juárez destruye el mito de su persona y se muestra despreocupado en esta entrevista.
BUENOS AIRES (Télam). El pianista y compositor Manolo Juárez, uno de los nombres esenciales de la recreación de la música popular argentina, está lanzando un álbum que registró en 2003 en el Teatro Colón y donde reunió clásicos del folclore, obras propias y hasta una pieza inédita.
Sin embargo, esa suerte de celebridad propia, noblemente ganada, por cierto, que se sumó a la del famoso escenario porteño no parece quitarle el sueño.
«Para cualquier músico es importante tocar en el Colón, pero también es cierto que pasar por allí no garantiza calidad, ya que no debe medirse al artista por el prestigio del ámbito donde desarrolla su propuesta», especificó Juárez.
Dispuesto a no ceder en los más mínimo a la tentación de la grandilocuencia que supone haber estado el 14 de febrero de 2003 en la -esa noche colmada- sala principal del máximo coliseo argentino, el músico eligió la anécdota con pasajes de comicidad para revivir el momento que está eternizándose a partir del CD «Manolo Juárez-Teatro Colón».
«La verdad es que no pude probar antes el piano y que el teatro estaba lleno pero no por mi poder de convocatoria sino por la suma de alguna gente que vino a verme a mí, más los turistas, más los habitués del Colón», repasó el enorme creador nacional, de 67 años.
Con el mismo tono despreocupado, el creador de síntesis capaces de hacer confluir lo sinfónico, lo camarístico y lo popular, añadió que «como sea, me di el gusto de actuar en el Colón, donde únicamente había podido estar tocando la celesta como reemplazo de un músico de la Filarmónica de la Ciudad de Buenos Aires para el estreno de mi obra 'Elegía' en 1969».
¿Dónde están los pianos?,
es la pregunta
En tren de seguir desmoronando mitos, el cordobés, que ostenta una vasta producción como autor de obras clásicas y populares, arriesgó que su concierto pianístico se hizo en el Colón porque «lamentablemente cada vez hay menos pianos para poder tocar».
«El fenómeno de la desaparición del piano de los boliches y hasta de los estudios de grabación -postuló- tuvo que ver con la aparición del rock, que no utiliza el piano, aunque el rock en sí no tuvo la culpa».
En el concierto recientemente editado, el autor de la obra sinfónica «Maremagnun» y del ballet «Cánticos» ejecutó los clásicos folclóricos «Zamba de mi esperanza», «La añera», «De mis pagos», «Viene clareando», «La última palabra» y «La humilde», a los que agregó su tema «Tarde de invierno» y el estreno de «De una vez por todas», de Roberto Rovira.
Consultado acerca del cancionero escogido, aseveró que «n loco utilizaría un espacio como el del Colón para tocar únicamente temas míos, porque tengo la necesidad y la certeza de que siempre es bueno recurrir a temas emblemáticos de la cultura popular porque son un patrimonio perenne».
Esa lógica y encendida valoración no es, en el caso de Juárez, un gesto de rescate arqueológico sino un punto de partida para versiones siempre plenas de audacia y buen gusto.
«Hacer versiones que remitan exclusivamente a las originales siempre quedan descascaradas por el paso del tiempo y por eso es necesario revestirlas armónicamente de otra manera», formuló el reconocido músico con conocimiento de causa.
Capaz de revelar sus diversas maneras de abordar este nuevo trabajo, el músico, que en el campo popular ha tocado con nombres del prestigio de «Mono» Villegas, Jorge Cumbo, Litto Nebbia, «Cuchi» Leguizamón y Lito Vitale, entre muchos otros, contó que «a las melodías no se les debe hacer daño, pero las armonías pueden trabajarse y moverse una vez que el tema ha sido presentado».
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