Destino Rusia, sueño Mundial

Federico Manes es roquense y viajó hasta Moscú con la intención de acompañar a la Selección. Se movió a dedo por Europa, no tiene entradas y duerme en las plazas, pero mantiene la ilusión de poder ver algún partido de Messi y compañía.

“Que lindo que es soñar, soñar no cuesta nada”, cantó algunas (varias) veces Kevin Johansen, y con mucha razón.

Federico Manes, roquense de 28 años, está viviendo su sueño. Y como soñar no cuesta nada, apunta alto, bien alto: quiere ver a Lionel Messi y sus compañeros en algún partido del Mundial.

Vale repasar la historia para entender cómo es que, a veces, los sueños dependen del esfuerzo que uno le ponga. Porque Fede quiso ver un Mundial durante toda su vida, pero en Brasil no llegó a darse el gusto. Y lejos de rendirse, se enfocó en Rusia.

“El viaje lo proyectábamos con un amigo, pero el se bajó y yo me vine igual. Era una cuota pendiente. Fui organizando, ahorrando… yo vivía en La Plata, pero me volví a Roca para poder juntar plata y viajar al Mundial, conociendo también Europa”, cuenta Federico con el pecho inflado por el orgullo, porque el esfuerzo valió la pena.

La travesía es larga, y llama la atención por un detalle: gran parte del viaje fue a dedo. “Cuando llegué a Barcelona empecé a viajar dedo, en tren y demás. Llevo dos meses y medio viajando así… Fue casi todo a dedo, pero utilicé varios medios. Estuve durmiendo en playas, abajo de puentes, en la plaza, cerca de una estación. Fui por toda la costa del Mediterráneo, que era un poco la idea del viaje. Ahora la intención es seguir a la Selección el mes entero”, relata el roquense que se desempeña como odontólogo.

Hasta acá, la historia es feliz. Lo dice el mismo, “es una locura estar acá”. Pero como en toda historia, llega el problema. Federico armó todo, pero no tiene entradas para ver a la Selección. Y si bien está satisfecho con lo que está viviendo, poder entrar a la cancha a ver a Messi y compañía sería un golazo de media cancha.

“En un momento me ilusioné con que me podían llegar a dar una entrada, pero ahora me parece que no… Está difícil. Si puedo llegar a conseguir una entrada, buenísimo, pero si no con estar acá ya estoy agradecido con todo, con la vida”, desliza Fede.

Hasta hoy, el roquense tenía alojamiento en Bronnitsy, lugar donde concentra la Selección. “Estamos con algunos chicos de Mendoza, una chica que hizo 6.000 kilómetros de viaje, otro que hizo miles de kilómetros en bici, un cordobés… estamos todos juntos, compartiendo habitación. Todos venimos con la misma onda aventurera”, explica el viajero.

Aún con el vilo de cumplir el sueño de ver a la Selección, Fede no se olvida de los suyos. “Antes de dormirme, me gustaría agregar un agradecimiento a mi familia que siempre me bancó y a mis amigos, ‘Los Asnos’, que siempre me aguantan en todas”, dice. Y espera que se de, como esperan todos los que siguen soñando.

“Faltan Ascacíbar o Braña, uno que meta un poco más de garra”, dice sobre el plantel. Aún así, confía: para Federico, Argentina ganará los tres cruces iniciales y espera que la final (y el festejo) sea ante Brasil. Ojalá…

Viajar sin entradas,

una apuesta arriesgada

Aunque no usa mucho redes, comparte postales del viaje. “Son para la familia”, afirma.

Datos

“Faltan Ascacíbar o Braña, uno que meta un poco más de garra”, dice sobre el plantel. Aún así, confía: para Federico, Argentina ganará los tres cruces iniciales y espera que la final (y el festejo) sea ante Brasil. Ojalá…
1.500
dólares cuesta, en promedio, una entrada de reventa. Eso sin considerar que es ilegal. Complicado panorama…
160
dólares vale aproximadamente una entrada oficial para ver a la Selección en Rusia.

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