Deteriorada imagen de las fachadas municipales
Los dos edificios que la comuna cipoleña tiene en el centro de la ciudad sufren la falta de mantenimiento y su aspecto demuestra cierta desidia en el fin de la gestión de gobierno.
Miguel Gambera
CIPOLLETTI (AC).- Los dos edificios del municipio de Cipolletti que son emblema de la ciudad muestran el desgaste del paso de los años y de cierta desidia de fin de gestión. En la esquina de Yrigoyen y Villegas, desde donde estallaron los hechos que después se conocieron como el Cipolletazo, y en la torre que alguna vez fue la sede central de Hidronor, el deterioro es cada vez más evidente. A simple vista se nota cierto abandono en la identidad con la que ambas construcciones fueron remodeladas, al punto que la imagen más potente de sus fachadas es la publicidad de Cima, una empresa de emergencias médicas que contrata la municipalidad. En la vieja construcción de Yrigoyen y Villegas funcionó un sanatorio antes de ser la sede municipal. En 1969, los hechos que desencadenaron el Cipolletazo se produjeron en su interior. Hace 11 años, el edificio fue remodelado, con la idea de poner en valor un sitio histórico para la ciudad y mejorar la atención del público. Esos trabajos costaron 300.000 pesos-dólares y fueron inaugurados en mayo de 2000 con la presencia del entonces vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez (ese día Arriaga y su entonces ministro de Gobierno, Alberto Weretilneck, se afiliaron oficialmente al Frente Grande). Las nuevas instalaciones marcaron un cambio para los contribuyentes y para los trabajadores, pero con el pasar de los años, la falta de mantenimiento fue haciendo estragos en el aspecto. Hoy, la fachada muestra paredes descascaradas (acaban de corregir un problema de humedad), carteles destruidos, vidrios con pegatinas, un césped descontrolado y plantas desatendidas, más alguna que otra pintada y problemas de aislación en los techos. Difícilmente un desprevenido podría enterarse que la torre del edificio Cipolletti que fue sede de Hidronor es la municipalidad de la ciudad. La entrada fue remodelada por decisión de Weretilneck hace ocho años, a poco de asumir, y desde entonces parece que el mantenimiento brilló por su ausencia. Eso sí: en la vidrio se destaca el cartel de las emergencias médicas.
Miguel Gambera
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