Detuvieron a un ladrón con la ayuda de los vecinos

Dos delincuentes que robaron en una gestoría de Bariloche, fueron perseguidos por la dueña y su esposo. Tras circular con el auto por la vereda, un forcejeo y una corrida, junto con los vecinos detuvieron a uno. Pero el dinero no apareció.

SAN CARLOS DE BARILOCHE- En una temeraria actitud, un comerciante persiguió a los delincuentes que momentos antes habían asaltado a su esposa y logró detener a uno con la ayuda de varios vecinos.

El asaltante se había despojado de una campera y del revólver que portaba durante la persecución intentando que no lo reconocieran, y después quiso resistir la detención empuñando una piedra.

Pero al verse rodeado, se entregó a los policías que ya habían sido advertidos del robo.

Dos hombres armados y con los rostros semicubiertos entraron a las 19 del martes a la gestoría «Sardi», ubicada en Tiscornia y Elordi, y apuntaron con sus armas a la titular, Lidia Sardi, y a sus dos empleadas.

En esos momentos Lidia hablaba por teléfono con su esposo, que posee una agencia de venta de autos a pocas cuadras, y alcanzó a comentarle lo que sucedía antes de ser obligada a cortar la comunicación.

Mientras los ladrones golpeaban a las mujeres, las arrojaban al suelo y se apoderaban del dinero y valores que había en el local, en rápida y decidida acción, Marcos Sardi partió con su auto y recogió a su mujer, que lo esperaba en la puerta de la gestoría.

Los Sardi alcanzaron a los delincuentes cuando ya habían ascendido a un remise en la calle Onelli, a 150 metros de su comercio.

Sin medir las consecuencias, Marcos se abalanzó sobre los sospechosos, los zamarreó dentro del auto e intentó detenerlos. Sorprendidos tal vez por la temeraria actitud del hombre, los delincuentes lo amenazaron con sus armas y abandonaron el remise para continuar la fuga a pie, pero Marcos Sardi los siguió de cerca mientras su mujer conducía de contramano por la calle Albarracín.

El matrimonio estaba decidido a no perderles pisada pero uno de los ladrones era más ágil, alcanzó a distanciarse de su cómplice y se dirigió hacia el barrio Alto en carrera constante.

Por la vereda

Sardi aprovechó la entrada a un garage para subir con su vehículo a una vereda de Otto Goedecke y Anasagasti, y allí embistió con un lateral al fugitivo y le cortó el paso.

El delincuente, que ya se había desprendido de su arma, trató de defenderse blandiendo una piedra, pero Sardi forcejeó con él y logró que algunos vecinos lo apoyaran antes de que llegara la Policía y lo detuviera.

Después de un breve rastrillaje, los uniformados encontraron el arma y la campera del sospechoso en las cercanías.

Al detenido tampoco le secuestraron el sobre con el dinero y los cheques robados y los Sardi suponen que se lo pudo haber llevado el delincuente que consiguió escapar.

La experiencia le dejó un sabor amargo a Lidia Sardi y anticipó su decisión de trasladar la gestoría a la agencia de su esposo porque no es el primer asalto que sufre.

También se quejó «por el remisero que fue testigo de todo y no fue capaz de ayudar o avisar a la Policía.

Cuando los efectivos lo quisieron ubicar, estaba haciendo un viaje de lo más tranquilo», relató la damnificada.

La Policía mantiene reserva sobre la identidad del detenido, pero trascendió que se trata de un hombre de 30 años, de apellido Velázquez, con algunos antecedentes por delitos contra la propiedad.


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