Diarios de motocicleta, made in Argentina

Amigos, aventureros, solidarios, documentalistas. Decidieron unir la Quiaca y Ushuaia en motos antiguas. Una road movie sin desperdicio...

Algunas de las fotos que acompañan esta aventura podrían convertirse en un poster de la mítica “Easy rider” (“Busco mi destino” con Peter Fonda, Dennis Hooper y Jack Nicholson). Como en la época dorada de las pandillas norteamericanas o, de aquellos jóvenes que en los sesenta se aferraban a sus motos en oposición al sistema vigente, una docena de motociclistas argentinos inició una aventura a lo largo de todo el país con el objetivo de unir La Quiaca con Ushuaia, en sus motos. El ambicioso recorrido será de unos seis mil kilómetros aproximadamente y alcanzará una altura máxima cercana a los 5000 metros sobre el nivel del mar; de una punta a otra del país, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, pasando por desiertos, glaciares y volcanes. En el pasado octubre se inauguró el viaje: se realizó la primera etapa de las tres previstas, correspondiente a la travesía por Argentina. Cuando la expedición de motociclistas terminó de poner a punto los vehículos -motos antiguas, vehículos clásicos que reparan y restauran para llevarlas a su mayor originalidad- partió desde La Quiaca. El proyecto consiste en recorrer la Argentina de Norte a Sur, transitando en buena parte por la legendaria Ruta Nacional 40, comenzando en Jujuy, pasando por Salta, y terminando en Ushuaia. Este periplo se hace en 3 etapas, terminando la primera en la provincia de La Rioja. Pero, no sólo la historia se ciñe a una aventura entre amigos. Es algo más compleja… Como en la reciente “Diarios de motocicleta” los motores internos de estos personajes se van despertando, en distintas direcciones, mientras sus cuerpos se llenan de barro y sus corazones le marcan el pulso a la mismísima tierra.

Algunas de las fotos que acompañan esta aventura podrían convertirse en un poster de la mítica “Easy rider” (“Busco mi destino” con Peter Fonda, Dennis Hooper y Jack Nicholson). Como en la época dorada de las pandillas norteamericanas o, de aquellos jóvenes que en los sesenta se aferraban a sus motos en oposición al sistema vigente, una docena de motociclistas argentinos inició una aventura a lo largo de todo el país con el objetivo de unir La Quiaca con Ushuaia, en sus motos. El ambicioso recorrido será de unos seis mil kilómetros aproximadamente y alcanzará una altura máxima cercana a los 5000 metros sobre el nivel del mar; de una punta a otra del país, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, pasando por desiertos, glaciares y volcanes. En el pasado octubre se inauguró el viaje: se realizó la primera etapa de las tres previstas, correspondiente a la travesía por Argentina. Cuando la expedición de motociclistas terminó de poner a punto los vehículos -motos antiguas, vehículos clásicos que reparan y restauran para llevarlas a su mayor originalidad- partió desde La Quiaca. El proyecto consiste en recorrer la Argentina de Norte a Sur, transitando en buena parte por la legendaria Ruta Nacional 40, comenzando en Jujuy, pasando por Salta, y terminando en Ushuaia. Este periplo se hace en 3 etapas, terminando la primera en la provincia de La Rioja. Pero, no sólo la historia se ciñe a una aventura entre amigos. Es algo más compleja… Como en la reciente “Diarios de motocicleta” los motores internos de estos personajes se van despertando, en distintas direcciones, mientras sus cuerpos se llenan de barro y sus corazones le marcan el pulso a la mismísima tierra.

Hollywood en la Puna

Entre el equipaje de este grupo de aventureros motociclistas había un proyector, una pantalla un equipo de música y un reproductor de DVD. Cada uno aportó estos elementos que sacaron de sus propias casas. En varios de los pueblos a los que entraron, previo permiso de la municipalidad, improvisaron una sala de cine donde nunca existió una y proyectaron videos con entrada libre y gratuita. Muchos de los asistentes a este suceso no habían concurrido a un cine en toda su vida. Lo mismo ocurrió en algunas escuelas. “Es como un regalo que le hacemos a la gente que nos recibe. Es una satisfacción enorme ver las caras de felicidad de los chicos con un gesto tan insignificante”, contó uno de los integrantes del grupo. “Además entregamos medicamentos en escuelas y hospitales. No es gran cosa para nosotros, pero para esta gente es muchísimo y eso nos anima a seguir con la idea”, explica otro.

Libro de Motocicleta

“La idea es volcar la experiencia en un libro de gran calidad que además de rescatar la epopeya de las motocicletas antiguas y la amistad que une a sus protagonistas, ponga de manifiesto los espectaculares paisajes de nuestro país a través de las fotografías del viaje. La meta, además de unir la Argentina de extremo a extremo, es rescatar el espíritu de solidaridad y la belleza autóctona que hoy integra un corredor turístico que tiene como espina dorsal la legendaria Ruta Nacional 40, que cada vez tiene mas auge”, contó la pluma del este equipo, Roberto Livingston. Henry Von Wartenberg, uno de los integrantes del grupo, además es un reconocido fotógrafo profesional y será el responsable de tomar las imágenes y luego editar el libro, que además será acompañado por un mini documental realizado en el mismo viaje. Ya hay un buen comienzo: un canal de televisión pública de Alemania ya manifestó su interés por tomar imágenes de la travesía.

Palabras finales

Roberto es el que lleva la bitácora. Anécdotas, palabras y silencios que serán plagados en el libro y en todas las notas que vayan saliendo sobre esta “road movie”. No alcanza para plasmar aquí todos los relatos de la primera etapa, pero sí para darse una idea sobre lo que esta aventura significa: “Partimos desde La Quiaca, pasando por Humahuaca y la primera parada fue en Tilcara donde pasamos la noche. Todas las motos llegaron sin problemas hasta ahí. Visitamos el hospital local, al que donamos una caja con medicamentos varios y le hicieron las curaciones al único accidentado del viaje, nada grave por suerte. El siguiente destino fue Salinas Grandes. Pasamos primero por Purmamarca y para llegar a Salinas, tuvimos que subir la Cuesta de Lipan, que en su punto mas alto llega a los 4200 msnm. Una jornada con sol y mucho frío en la parte más alta del recorrido. El lunes 18 a la mañana amanecimos en medio de las salinas, y después de varias fotos, emprendimos la ruta hacia el siguiente destino: San Antonio de los Cobres. Cuando llegamos allí nos contactamos con la Municipalidad y organizamos una exhibición fílmica en el Polideportivo local, con aproximadamente unas 150 personas. La FM local, ayudó a la difusión del evento que se repitió a la mañana siguiente en la Escuela D. F. Sarmiento, con 250 alumnos. Allí se donaron medicamentos, lo mismo que en el Hospital zonal de San Antonio de los Cobres, que fueron recibidos por su Director en persona. El martes 19 partimos rumbo a La Poma, cruzando el Abra del Acay que queda a una altura de más de 5000 msnm, llegando bien entrada la noche por un camino que estaba en muy malas condiciones. Allí también visitamos el Hospital local para hacer otra donación de medicamentos. El miércoles 20 llegamos a Cachi donde paramos a almorzar para después continuar a Seclantas…” “Después de un día agotador de viaje con un tramo de tierra dificilísimo, a raíz de un desencuentro en el grupo, tuvimos que manejar 60 kilómetros adicionales que en condiciones normales no parecerían gran cosa. El tránsito constante de camiones de una importante mina del lugar, destruye los caminos, a lo que se suma el viento y la gran cantidad de arena ripio y pozos que dificulta el equilibrio en la moto. Además se sumaba otro ingrediente de dificultad: la mayoría de las motos conserva su sistema de iluminación original y si no fuera por que había luna y bastante claridad difícilmente podríamos haber realizado el tramo final de la jornada que terminó en Belén (Catamarca). Las caras de cansancio lo decían todo, pero al mismo tiempo, la carrera a la luz de la luna fue excitante. Extenuados, después de dar la rigurosa vuelta a la plaza, cosa que hacemos en cada pueblo al que entramos…” “Todos los viajes tienen sus anécdotas, sus historias y recuerdos que no olvidaremos jamás, pero la última tiene un ingrediente adicional y es la de ver la cara de la gente cuando reciben un poco de atención o cuando se les regala algo que no esperan”. Los demás, si no estamos en su hoja de ruta de estos viajeros, tendremos que esperar la edición del libro para seguir acompañando esta aventura, que sacude los propios destinos y los reescribe, significativamente.

Nuria Docampo Feijóo ndocampo@rionegro.com.ar Informe: Roberto Livingston. Fotos: gentileza Henry Von Wartenberg

Notas asociadas: “Un” Harley: un gran amor… Dime con qué andas…  

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