Dibujos para chicos, cosa de grandes

A pesar del paso del tiempo y de los avances de la tecnología, los dibujitos animados nos siguen cautivando. La guionista Karina Carlomagno, de visita por la zona, desmenuza el proceso de elaboración. Complejo, fundamentalmente artesanal y apasionante.

“Lo que tiene de maravilloso el dibujo animado es que vos le podes dar vida a algo que no lo tiene. A chicos y grandes nos atrapa la posibilidad de fantasía que nos ofrece, cosa que todos necesitamos”.

Con estas palabras, Karina Carlomagno explicó por qué, a pesar del paso del tiempo y de los avances de la tecnología, los dibujitos animados nos siguen cautivando. Ella es guionista, hace 12 años que trabaja en el mundo del dibujo animado y revive esa fascinación cada día de su vida.

¿El dibujo animado es una técnica, un género del cine, una industria o un arte independiente? Es un “trabajo artesanal”, contesta, que evoluciona en forma permanente al ritmo de las nuevas tecnologías y que “pese a que ya se hacen películas en 3D no abandona la vieja premisa de Disney de trabajar en la hoja, cuadro por cuadro”. “Es muy interesante porque algunas partes hoy se hacen en forma digital pero el proceso sigue siendo el mismo”, señala.

Karina tiene formación académica, como profesora de dibujo, pero reconoce que trabajar con otros es una instancia de aprendizaje fundamental. Desde Abiarte, su estudio en la ciudad de Buenos Aires, apuesta a la capacitación de niños y adolescentes y trabaja para diferentes productoras audiovisuales.

Como otros años, visitó la región para dictar un seminario de dibujos animados para chicos y adolescentes en la localidad neuquina de San Martín de los Andes y dialogó con rionegro.com.ar para dejar en claro que los dibujos para chicos también son cosas de grandes.

El dibujo animado es el resultado de un complejo proceso que tiene varias etapas y en el cual participa mucha gente. Como mínimo, casi cien personas pueden intervenir en un proyecto. “Cuando uno se decide a hacer un largometraje o una serie animada lo que primero necesitamos es un guión. Hay un equipo de dibujantes que crea el personaje y lo presenta en “hojas modelo” donde lo muestra en acción: cómo ríe, cómo llora, cómo camina”, cuenta.

“Una vez que tenemos el personaje y el guión definido, otro grupo de dibujantes hace el story board que consiste en “montar todo el guión sobre una hoja reflejando cómo serían las escenas de la película”, sigue.

“Cuando el story está listo se convocan a dibujantes y se arman los equipos de animadores compuestos por un asistente, un intercalador y un “maquinista” para la siguiente etapa es el que es el layout (proceso similar a la división en planos de una película filmada de la realidad). Ahí se comienza a animar cuadro por cuadro. El animador planta las puntas, los movimientos de un personaje, por ejemplo cómo comienza a caminar y cómo termina. Un asistente hace todos los “medios” de esa caminata, después el intercalador hace los otros “medios” y después hay otro dibujante que hace la tinta que es el acabado final para que se pueda colorear y componer el largometraje”.

Karina aclara que la etapa del coloreado se hace en forma digital y que hasta esa instancia, la animación 2D es un proceso artesanal. “Es apasionante”, sintetiza.

“En estos momentos, en Buenos Aires, hay muchas escuelas donde aprender pero yo soy de la camada donde lo aprendías como un oficio, de los compañeros de trabajo que te tocaban en suerte y así crecías en la animación junto a dibujantes importantes y de trayectoria”.

La incorporación de las nuevas tecnologías vino a modificar muchas partes del proceso. “Obviamente agiliza el trabajo pero igual yo soy una enamorada de pintar las películas a mano porque es más personal y el acabado es diferente. La última película argentina que se coloreó a mano fue Manuelita, de García Ferrer”, apunta.

Si bien una de las cosas más interesantes del ambiente es la cantidad de festivales a nivel internacional en los que se difunden las animaciones, Karina reconoce que internet ofreció nuevas posibilidades para mostrar los trabajos y eso es una ventaja.

Buena parte de su labor actual está dedicada a la enseñanza del dibujo animado para niños y adolescentes. En los talleres, los grandes consumidores de “dibujitos” se convierten en “hacedores”: crean una historia, elaboran el guión, arman los equipos de trabajo, desarrollan todo el proceso e incluso hacen el sonido y la música.

Lo importante para Karina es que los chicos pueden entender el proceso de lo que ven y lo que consumen. Además, al brindarle herramientas de dibujo se introducen en el mundo del dibujo animado desde adentro y se enganchan: “uno como profesor enseña una técnica pero también a elaborar un mensaje que les permite expresarse y crecer”.

Natalia López

natalial@rionegro.com.ar

Más info:

www.abiarte.com.ar


“Lo que tiene de maravilloso el dibujo animado es que vos le podes dar vida a algo que no lo tiene. A chicos y grandes nos atrapa la posibilidad de fantasía que nos ofrece, cosa que todos necesitamos”.

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