Dicen que mantiene detalles «inalterables» en sus relatos

Algunos no encajan totalmente con el expediente.

CIPOLLETTI (AC).- Las psicólogas Patricia Planas y María Eugenia Abaca dijeron ayer que la menor «es parte creíble y parte no» cuando relata lo que supuestamente vio. Según opinó Planas, «lo que repite sería lo creíble». Sin embargo, en las diez declaraciones que se le conocen mantuvo inalterables sólo algunas circunstancias, y las que no cambió, no encajan totalmente con el expediente.

Para sostener su postura, la psicóloga afirmó que no deben tenerse en cuenta ni la primera declaración de la menor ante el juez Pablo Iribarren ni lo que le contó al diputado Eduardo Chironi. Pero ambas están incorporadas a la causa y deben ser valoradas.

De acuerdo con las psicólogas, estos son los detalles que la menor nunca cambió:

•Dice que fue testigo directo de los hechos. Sin embargo, en la segunda declaración ante Iribarren y a la directora del Hogar Gabriela Mistral de Roca, Graciela Kaempffman, les dijo que se lo habían contado.

•La descripción de la casa. Según la psicóloga Abaca, la menor siempre hizo referencia a que las víctimas fueron llevadas a una casa «parte con techo y parte sin techo». Señaló que un diario publicó erróneamente que la descripción era «parte habitada y parte deshabitada».

«La prensa fabula: en los diarios aparecen cosas que no son y no aparecen cosas que sí son», afirmó la psicóloga. La alusión es a «Río Negro». También el presidente del Tribunal, César López Meyer, les dijo a periodistas de este diario que estaban equivocados al mencionar lugares habitados o no, en vez de techados o no.

Pero la alusión de la menor a una casa «parte habitada, parte deshabitada» está en el expediente, aunque ella lo haya olvidado. Esa fue la referencia que le dio al padre Miguel de Viedma, una persona con la cual habló libremente y a la que convenció -como a otras- de que decía la verdad. «No veo por qué en ese momento habría inventado algo», dijo el sacerdote al declarar. A él también le dijo que la vivienda tenía una chimenea, aspecto que no volvió a mencionar. Por otra parte, ninguna de las construcciones que «marcó» tiene chimenea.

Además, la menor señaló dos viviendas distintas como escenario de los hechos, en las recorridas del lunes y del miércoles. Admitió que la primera vez había mentido deliberadamente.

•La postura de las chicas y los clavos. La presunta testigo dijo que en la casa donde las retuvieron, las víctimas estuvieron sentadas, con los brazos en alto y maniatadas con cordones sujetos a clavos. En esa posición las habrían castigado. Sin embargo, las autopsias no detectaron rastros de lesiones significativas en las muñecas de María Emilia y Verónica, quienes por otra parte fueron maniatadas por la espalda. Paula ya no estaba atada cuando hallaron su cadáver, debajo del cual había dos cordones.

•Las velas. En su relato, la menor dice que se había hecho de noche y encendieron velas. El dueño de la tapera que «marcó» no encontró signos de que allí hubiera habido gente el domingo a la noche, ni sus vecinos observaron nada extraño. Los dueños de la otra vivienda que señaló dijeron que tampoco hubo movimientos.

•Algunos de los partícipes. Eduardo es el nombre que más repite. A pesar de demostrar cierta familiaridad con él, no le conoce el apellido y sí sabe los de Kielmasz y González Pino, con los que apenas tuvo trato.

•El camino que utilizó para huir. La menor dice que abandonó la escena en el momento exacto en que comenzó la agresión sexual, y dibujó un plano del camino que recorrió a pie y descalza hasta su casa. «Pero después lo cambió», admitió Planas. Como todo lo que rodea la declaración de la chica está bajo reserva, no pudo saberse qué marcó como punto de partida en ese dibujo ni qué cambió.

•Las amenazas de muerte si habla. Es otro elemento que reitera. Sin embargo, no le impidieron declarar cinco veces ante la justicia y contárselo a por lo menos cinco personas ajenas a la causa, algunas de ellas apenas las conoció.

•Los cuchillos. Es verdad que una de las víctimas fue asesinada utilizando un arma blanca. Pero la menor también le dijo a Chironi que les habían rasgado las ropas con ese elemento, algo que las pericias no corroboraron.


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