Dios me dio alma de rock and roll

¿Alguien sabe adónde va Oasis? Es una de las preguntas del momento en el siempre vertiginoso mundo del rock and roll. La superfamosa banda inglesa acaba de sacar un nuevo disco, "Heathen Chemistry", pero los hermanos Gallagher no han encontrado allí nuevos caminos para su, hasta ahora, exitosa fórmula musical. En el Cultural, el análisis del flamante disco y una historia del grupo.

Nada memorable, nada despreciable. Buen estribillo. Palo y a la bolsa. «Dios me dio alma en tu banda de rock and roll/ Y yo me elevo tanto que simplemente no puedo sentirlo», canta Liam con su habitual voz nasal.

El segundo track es «Force of Nature», y lo que aquí se despierta es justamente una fuerza de la naturaleza, algo así como un instinto de preservación. El oyente debe rogar para que Liam regrese al micrófono. Claro: canta Noel, y la verdad es que deja mucho que desear. Un truco de grabación recuerda al sonido de los discos solistas de John Lennon, cuando la batería era registrada por dos pistas.

El tema tres es la primera sorpresa del disco. «Hung in a Bad Place» es la creación de Archer, con influencias claramente punkies. El sonido remite directamente a los primeros temas del grupo y evidencia influencias del clásico «No Fun» de The Stooges.

«Little By Little», la cuarta pista, recuerda vagamente a «Stand By Me», una de las tantas baladas del disco Be Here Now (1997). Y, sí, lo vuelve a poner a Noel ante el micrófono. ¿Las letras? Bien, gracias. «Poco a poco, te di todo lo que alguna vez soñaste/ Poco a poco, las ruedas de tu vida se fueron cayendo lentamente».

Número cinco: «Songbird». Esta es la primera de las canciones escritas por Liam. Claras, clarísimas influencias de John Lennon. La voz en doble pista y un sonido despojado piden a gritos que alguien haga la asociación con el clima generado en el disco Imagine del ex Beatle. «Nunca sentí este amor por nadie/ Y ella no es nadie», dice la letra.

El segundo hit después de «The Hindu Times» es este tema, «Stop Crying you Heart Out». Ya está en rotación, y al parecer en la compañía discográfica lo quieren hacer sonar cueste lo que cueste. Cuidado al abrir la canilla, puede brotar junto con los borbotones de agua. Aquí hay piano -un lindo piano- y unos coritos muy agradables de los demás integrantes de la banda.

«Jam Out» es el track siete, y tal como su nombre lo indica es una zapada muy amena, algo breve, producto del genio creativo de Andy Bell.

El rock manchesteriano cobra vida con «All in the Mind». Los Oasis miran aquí a sus venerados Stone Roses y recrean el crudo sonido del álbum Second Coming. El resultado es un tema psicodélico y espacial. «En el final lo dejamos todo de lado/ Porque el amor que creo que estoy buscando está todo en mi cabeza», canta Liam.

Noel ataca de nuevo con «She is Love», un track acústico y -hay que decirlo- excesivamente emotivo: «Vos leés todos mis pensamientos y pasiones, y mis sueños y encantos/ Lo que sea que transmita/ Vos lo mantenés caliente por la noche».

«Born on a Different Cloud» es el tema número diez, y la segunda composición de Liam en el disco. Claramente el Gallagher menor nació en una nube diferente. No era necesario que lo explique. Pero lo hizo: «Nací en una nube diferente/ De ésas que pasé camino al pueblo/ No me sorprende/ La falta de clase, inteligencia y libertad».

Y llegó el final. El álbum cierra con «Better Man», el tercer y último tema de Liam, algo así como una declaración de principios en formato de canción. «Quiero amarte, quiero ser un mejor hombre/ No quiero herirte/ Sólo quiero ver qué hay en tus manos». Un mensaje algo confuso.

¿Qué querés, Liam?

Ojalá supiera el menor de los Gallagher -y el resto del grupo también- qué es lo que quiere. Es que justamente fue la decisión y la claridad en los objetivos fijados lo que provocaron que en sus orígenes, allá por 1993, los Oasis pudieran rendir culto a su nombre.

Está claro que cuando sabían que querían conquistar el mundo entero, lo hicieron. Pero ahora que ya alcanzaron la cima de la popularidad, parecería que sólo están condenados a bajar la pendiente a los tumbos. Ni siquiera han buscado una salida alternativa, de ruptura total con sus convenciones, como por ejemplo sí lo hizo Radiohead.

Y en la falta de metas radica la clave de la ilusión óptica que hoy parecen estar destinados a ofrecer a su público.

Lucas Colonna

lcolonna@rionegro.com.ar


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