Dirigentes cipoleños dejaron el Frente y se fueron con Saiz

CIPOLLETTI (AC)- En esta ciudad se están produciendo movimientos internos que a su vez significan reacomodamientos, y en este caso los que se están viendo beneficiados son el gobernador Miguel Saiz, de la UCR, y el presidente Néstor Kirchner.

Hace tiempo fue el radical Luis Pradena quien se alejó del intendente Alberto Weretilneck, del Frente para la Victoria, y volvió con los suyos al radicalismo.

Ahora la sangría involucra a dirigentes y militantes del justicialismo y del Frente Grande que se desprendieron de la tutela del diputado nacional Julio Arriaga, también del Frente para la Victoria, y se volcaron a la falange de Saiz, con más fuerza aún cuando el mandatario empezó a liderar la avanzada de los denominados «radicales K».

Están en esta movida Abel Navarrete, hombre del riñón del ex peronista y ahora diputado de Encuentro Fabián Gatti, quien desde la Legislatura remite sin chistar a Arriaga. Navarrete trabajó mucho cuando Gatti era secretario de Gobierno y siguió haciéndolo desde otras funciones.

También lo está el sindicalista Juan Castro, quien fuera secretario del consejo central del gremio de la Fruta y ahora preside la junta vecinal del barrio Piedrabuena; Raúl Jaime, hombre de activa participación social y en deportes; Pablo Alippi, preside la entidad de directores técnicos de Río Negro, y también Marcos Oliva, Jorge Castillo, Jorge Pérez, Alejandra Molina, Noemí Muñoz, Samuel Sandoval, José Román y Judith Aguilera, entre otros.

Estos peronistas, del Frente Grande e independientes, concluyeron su inserción en las filas de la Concertación UCR «sin perder nuestras identidades» -aclararon Navarrete y Castro- en un encuentro con Saiz «donde debatimos sobre el proyecto nacional llevado adelante por nuestro presidente Néstor Kirchner y como Saiz se inserta en ese proyecto, tuvimos una total coincidencia», levantando para el 2007 las candidaturas de Saiz gobernador y Kirchner presidente.

En una declaración hablaron de los «vaivenes» del «arriaguismo» que «desorientaron a nuestra gente y motivaron desconfianza», indicando que Arriaga y los suyos «pese a subirse al tren de la transversalidad y convertirse en dirigentes «K» jamás volvieron a gozar de credibilidad en nuestro sector».

Recordaron que apoyaron al «arriaguismo» desde 1995 al 2003 pero que luego ese sector desconcertó porque adhirió a Lilita Carrió, también a Adolfo Rodríguez Saá y más tarde a Ricardo López Murphy, «vaivenes» que «desorientó y produjo desconfianza».


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