Divididos e incomunicados
Por Arnaldo Paganetti
Todos unidos triunfaremos, cantaron divididos el pasado jueves 17 de octubre – Día de la Lealtad – los herederos de Juan Domingo Perón, en La Quiaca, La Rioja, San Vicente, Chaco y Rosario.
Juntos, nuestros candidatos no suman uno, lamentaron los boinas blancas que vienen de desertar, en diciembre, del gobierno y cuyo comité nacional de la capital federal permanece incomunicado, pues desde hace varios meses tiene los teléfonos cortados por falta de pago.
La disgregación en el justicialismo y la apatía en el radicalismo -que encuentran una contrapartida fiel en el resto de las corporaciones de la sociedad- no logran hacer sucumbir a los dos tradicionales partidos de la Argentina que se aprovechan de la poca atracción que generan sus adversarios, Elisa Carrió, por izquierda, Ricardo López Murphy, por derecha.
El pleito en el PJ tiñe la realidad del país: se entró en una meseta económica (¡llegamos al fin del pozo!, sentenció el ministro Roberto Lavagna, al endurecer la negociación de nunca acabar con el FMI) que si bien no augura una inminente reactivación, por lo menos alimenta expectativas favorables en fabricantes, productores y exportadores.
La leve mejoría que se insinúa no despeja la incertidumbre política. Los dirigentes (ejecutivos, legislativos y judiciales) se hacen pasar por engañados, cuando en rigor son engañadores, y donde los que alguna vez juraron morir por la Patria, sólo lo harían por los fondos depositados en bancos que a la hora de asumir sus compromisos se escudan en la penosa situación local y no en las poderosas espaldas de sus casas matrices.
«Las elecciones del 30 de marzo corren el riesgo de no realizarse…depende del Congreso, yo tengo las manos atadas», advirtió el presidente Eduardo Duhalde, quien por un lado jura que el 25 de mayo vuelve al llano, pero por el otro plantea una suerte de vacío institucional que él dijo haber venido a llenar para evitar la anarquía y la guerra civil, hace nueve meses y medio.
La contradicción no es inocente. En las principales embajadas extranjeras, en las que Duhalde no goza de simpatías, empieza a primar una suerte de resignación ante la incapacidad de influir en la designación de un candidato potable para el mundo globalizado, al margen del voto democrático.
Se dibujan entonces diferentes escenarios, siempre con un peronista como figura principal.
«Si no hay derecho, prima la norma de los hechos», reconoció con gran dosis de pragmatismo un diplomático del G-7, que sigue otorgándole relieve estratégico a la Argentina, junto con México y Brasil, en Latinoamérica. Entre las principales hipótesis, figuran las siguientes:
• La Asamblea Legislativa no se reúne y, como una nueva muestra de generoso desprendimiento, Duhalde debe cumplir el mandato inconcluso de Fernando De la Rúa, y entregar la banda recién en diciembre de 2003, para disgusto de su enemigo Carlos Menem y beneplácito de López Murphy y Carrió, que necesitan tiempo para elaborar proyectos y armar estructuras de apoyo.
• Menem, en apariencia dominador de la interna (cerrada por más que se proclama abierta) del PJ, es frenado por un fallo judicial, que demuestre por ejemplo la existencia de dinero mal habido en Suiza. En ese caso, se afianzaría el populista Adolfo Rodríguez Saá.
• Menem se consolida como jefe y, haciendo pensar a la gente con su bolsillo, enfila hacia la Casa Rosada, contentando a las poderosas naciones del Norte y conformando a las clases alta, media y baja, que mirarían para otro lado cuando se habla de corrupción. El riojano hará hincapié en la bonanza de los años 90 y la cotejará con el presente aciago.
El default de Rodríguez Saá y las denuncias contra Menem serían vistas como cuestiones abstractas, comparadas con las penurias cotidianas y las vías de solución que se entroncan con una raíz humilde refractaria al diagnóstico brutalmente sincero de López Murphy.
Una de las contra que tiene Duhalde para prolongar su mandato más allá del 25 de mayo, es la negativa del FMI de darle oxígeno al que, debilitado, se está yendo.
Sostener su renuncia indeclinable, al margen de lo que ya resolvió la Asamblea Legislativa, lo expone a que lo acusen de abandonar el cargo, como hicieron los radicales Alfonsín y De la Rúa.
No sólo habría que esperar gestos del PEN. Quizá, en aras de lograr una mirada más optimista, los legisladores deban hacerse un «harakiri» voluntario y los miembros de la Corte Suprema de Justicia, fuera ahora del banquillo de los acusados, dar espacio para una saludable renovación.
La tensión en la Corte, que estaría por fallar en la cuestión de los amparos judiciales y la pesificación, no ha disminuido. Un contrapunto a través de los diarios entre Enrique Petracchi y Jorge Vázquez, culminó con un cruce irónico a puertas cerradas.
«No sabía que era usted espiritista», le señaló Vázquez, uno de los magistrados pertenecientes a la «mayoría automática» del menemismo.
«Por qué lo dice», se hizo el distraído Petracchi,
«Porque usted discute conmigo a través (del jurista Emanuel) Kant», replicó el juez favorable a reconocer la devolución de los depósitos en su moneda de origen, esto es, dólares. Que, por cierto, no existen.
Arnaldo Paganetti
arnaldopaganetti@rionegro.com.ar
Todos unidos triunfaremos, cantaron divididos el pasado jueves 17 de octubre - Día de la Lealtad - los herederos de Juan Domingo Perón, en La Quiaca, La Rioja, San Vicente, Chaco y Rosario.
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