Doble atentado deja al menos 19 muertos en Irak

El blanco de los insurgentes fueron policías de las nuevas fuerzas de seguridad.

BAGDAD (AFP) – Al menos 19 iraquíes, en su mayoría policías, murieron ayer en un doble atentado suicida con coches bomba en Bagdad -uno de los más sangrientos llevados a cabo en la capital desde las elecciones de enero-, y en otros ataques en el país.

El grupo de Abú Musab Al Zarqawi, jefe de la red terrorista Al Qaeda en Irak, reivindicó el doble atentado, que causó al menos 11 muertos, en un comunicado que se le atribuye en un sitio internet, pero cuya autenticidad no pudo verificarse. «Esta mañana (…) dos leones de la brigadas de mártires de la organización Al Qaida en Mesopotamia llevaron a cabo un ataque (…) el primer hermano atacó a una patrulla de policía apóstata que protegía la oficina del ministro apóstata», indica el comunicado. «El segundo atacó la segunda parte del convoy», añade.

«Más de 30 apóstatas de la policía murieron y decenas resultaron heridos», precisa el texto, afirmando que ningún civil fue herido en el ataque. En Kirkuk, 250 km al norte de Bagdad, cuatro policías murieron y otros tres resultaron heridos, al igual que un civil, en un ataque contra un puesto de policía en el sur de esta ciudad petrolera.

Al sur de la capital, otros cuatro policías murieron y cuatro civiles resultaron heridos por un kamikaze que hizo explotar los explosivos que llevaba encima en el mercado de Mahawil.

Objetivo de repetidos ataques, las fuerzas de seguridad deben tomar el relevo de la Fuerza multinacional en el mantenimiento del orden en el país. El ministro de Interior saliente, Falah Al Nakib se dirigió al lugar de los dos atentados de Bagdad, donde aseguró que estos ataques cometidos en plena calle «prueban que los terroristas se encuentran en un callejón sin salida».

Según una fuente del ministerio de Interior, «dos coches bomba conducidos por kamikazes estallaron uno tras otro contra un convoy de siete vehículos de la policía encargada de la protección de las rutas y los puentes, que pasaba por el barrio de Jadria», en el sudeste de la capital.

La policía interceptó en el lugar del doble atentado un tercer vehículo con artefactos explosivos, que desactivó. Soldados norteamericanos hicieron explotar más tarde otro coche bomba. En otro ataque, un oficial del servicio de inteligencia, el lugarteniente Firas Hamed, fue asesinado por hombres armados en el oeste de Bagdad, según una fuente del ministerio de Interior.

En Tikrit, a 180 km al norte de Bagdad, la policía indicó que ocho civiles resultaron heridos en un atentado suicida con un camión cisterna, pero el ejército norteamericano aseguró que sólo uno de sus soldados y dos policías resultaron heridos en la explosión. En otro atentado, un oficial de los servicios secretos, el teniente Firas Hamed, fue abatido por hombres armados en el oeste de Bagdad. En Baaquba, 60 km al norte de Bagdad, cuatro civiles fueron heridos en la explosión de una bomba al paso de un convoy.

Guerra en los muros

En Mosul, ciudad iraquí de más de 2 millones de personas, insurgentes y soldados libran otra lucha que no consta de balas, granadas o morteros. Es la guerra de las palabras.

En el muro externo de una casa en Mosul, soldados estadounidenses puede leer bien claro: «Advertencia a todos los policías: Serán asesinados''.

Sin parpadear, la tropa irrumpe dentro del hogar y exige a los dueños a que borren la leyenda. «Si vengo mañana y aún está ahí…. Destruiremos el muro'', amenaza el capitán Blake Lackey. Día tras día, la tropa que patrulla las calles de Mosul inspecciona paredes y muros en busca de graffiti similares, a fin de ordenar a que los quiten y posteriormente ejecutar su propia estrategia psicológica para ganar adeptos entre los ciudadanos.

Las fuerzas de seguridad mantienen que parte de su estrategia de pacificación es la de comunicarse con la población, darles confianza y disuadirlos para que denuncien las actividades de los insurgentes.

Los milicianos trabajan en la noche, aprovechando la oscuridad para escribir sus mensajes, que no siempre son amenazantes, sino también los utilizan para comunicar sus ideas o posiciones. «¡Zarqawi es el príncipe!'', se puede leer en uno que hace alusión al líder de al-Qaeda en Irak, Abu Musab al-Zarqawi. Pero la guerra va más allá de los graffiti. Los milicianos también hacen correr la voz, como cuando le dijeron a los niños que los caramelos que les lanzaban los soldados estadounidenses estaban envenenado. (AP)


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