Doce años de prisión por un asesinato en el oeste
Le disparó por la espalda a otro joven luego de una discusión.
NEUQUÉN (AN)- Un joven que, al decir de un juez, había pasado “sin pena ni gloria por el sistema penal juvenil”, cometió un asesinato cinco días después de cumplir 18 años. El proceso lo hizo entonces la justicia de mayores, y como resultado lo condenó a 12 años de prisión. La sentencia fue dictada contra Maximiliano Escobar, alias “Marciano”, por el crimen de Lucas Alejandro Cribán. Ocurrió el 15 de octubre de 2009 a las seis de la tarde en una calle del barrio Alto Godoy. A Cribán lo mataron de un escopetazo por la espalda cuando huía. Dice el fallo que fue “un acto vil, aunque impulsivo”. Añade que “el motivo fue frívolo: una discusión, pedantería, el desafío de ver quién es más duro, más malo, más hombre”. El asesinato tuvo un solo testigo, pariente político de la víctima. El acusado nunca declaró salvo al final del juicio, cuando expresó: “me considero inocente”. De acuerdo con lo plasmado en la sentencia, Cribán y su pariente pasaron caminando frente a un grupo de jóvenes. Se produjo “un cruce de miradas” y un intercambio de palabras. La víctima vestía una camiseta de fútbol azul y amarilla, un vecino lo escuchó gritar “aguante Boca”. De pronto entró en escena un joven en bicicleta, sacó un revólver y disparó contra Cribán. La bala, calibre 22, le impactó en el muslo izquierdo. Los otros jóvenes empezaron a arrojarles piedras, por lo que Cribán y su pariente salieron corriendo. El testigo escapaba mirando cada tanto hacia atrás; eso le permitió observar que un joven sacaban algo de entre sus ropas, luego escuchó un disparo, volvió a mirar hacia atrás y el mismo joven estaba escondiendo algo en la cintura. A su lado, Cribán cayó. La perdigonada lo había alcanzado en la espalda y le destrozó los pulmones. “Murió prácticamente en sus brazos”, dice la sentencia. “El testigo admite que no vio el momento del disparo, sólo lo oyó, pero su inferencia es lógica, tiene sentido, es admisible”, resalta el fallo. Por otra parte, el testigo reconoció en rueda de personas a Escobar como el autor del disparo. Hay un detalle más: un rato después de que el cuerpo de la víctima ingresara al hospital Heller, Escobar fue a ese centro asistencial -en realidad, lo llevó su padre- a hacerse atender por un corte en el pecho. No quiso que le tomaran placas y trató de irse en cuanto pudo. En ese momento en el hospital había mucha presencia policial. La condena a 12 años de prisión fue unánime. El voto principal de la sentencia lo redactó Emilio Castro, y adhirieron sin argumentos propios Héctor Dedominichi y Marcelo Muñoz (subrogante).
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