Doce uvas al ron

Aparecen como probables poemas eróticos -lo son en algún momento- que van in crescendo desde le primero al último. El fuego y el agua son los elementos vitales que se reiteran en el acto amatorio, en distintas variantes: «río-lluvia-oleaje-luciérnagas». También las constantes cotidianas se presentan aquí, entrelazándose con la resolución amorosa: «una mano tibia se aquieta en mi cintura…/y la cocina danza».

El título que se refiere a las uvas, se reitera en los distintos poemas, y remite al vino como elemento que desata el «Eros»: Descorcha un vino revuelto/ retinto/ resuelto/ olas empapan/ sus pechos sedientos»

Pero también la delicadeza de lo íntimo se desliza e impone en: «la noche/ se descalza», aunque a veces la «gestación y la muerte se encuentran en el desagarro feroz e impiadoso. Así «Eros» y «Thanatos» se unen en esta invocación, pero la palabra «sólo usada para el poema», se silencia para dar lugar al cierre que significa desterrar el reproche. Por eso, estas «uvas al ron», merecen un brindis que por momentos angustia y otras veces celebra la fusión de dos seres».

 

Marta Ramos

Nota asociada: Agostino y “Ana por el rabo del ojo”  


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