Arriando las banderas

Panorama nacional

Después de una semana de exposición intensa, en la que estuvo en todos lados, el presidente tomará el miércoles un poco de distancia. Ese día –hasta ayer era lo previsto, al menos– viajará a Sudáfrica para participar de la cumbre de los Brics (Brasil, India, China y Sudáfrica) en Durban, una ciudad de la costa este del país, sobre el océano Índico. Lo hará en representación del G20, que preside este año la Argentina y sesiona a nivel de ministros de Finanzas este fin de semana en Buenos Aires, con la presencia excluyente de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde.

La cumbre de los Brics, el grupo al que Cristina Kirchner buscó sumar sin suerte a la Argentina, coincide con la apertura formal, el sábado, de la exposición de la Sociedad Rural. Macri no asistirá a esa ceremonia por primera vez como presidente –podría reemplazarlo la vicepresidenta Michetti– aunque todavía es posible que visite la exposición antes de partir a Sudáfrica. Hubo una avanzada de hombres de la Presidencia en la sede de Palermo para el caso de que el presidente se incline por eso.

El campo espera que Macri no modifique su cronograma de rebaja gradual de las retenciones a las exportaciones agropecuarias. El presidente así lo dio a entender cuando se lo consultó en la modesta conferencia de prensa del miércoles pasado en Olivos. “Sacamos las retenciones porque tenemos que exportar y generar trabajo. Las retenciones no son inteligentes y destruyen el futuro”, dijo entonces. Lo mismo habían escuchado los dirigentes de la Mesa de Enlace Agropecuaria cuando lo visitaron el pasado martes 3 en la Casa Rosada.

Lo del presidente fue una profesión de fe. Mantendrá la rebaja en las retenciones incluso contra una recomendación del FMI, lo que le valió la crítica ácida del ex jefe de gabinete Alberto Fernández: dijo que el Fondo lo corre a Macri por izquierda. La decisión de Macri también desconoce el pedido de los gobernadores radicales de Cambiemos. Para el gobierno, el equilibrio en las cuentas fiscales se logrará por la vía de reducción del gasto y no se subirán los impuestos. Así se los comunicaron los ministros Dujovne y Frigerio a los responsables de Hacienda de las provincias, una ronda en la que se negocia cómo se va a usar la tijera (continuará esta semana con distritos peronistas). Pero en el tradicional contexto de provisoriedad de la economía argentina, y en el actual que presenta la economía mundial, nadie sabe cuánto podrá sostener esa promesa. Tampoco lo sabe Macri.

Las retenciones podrían ser así la alternativa de última instancia que el presidente se reserva para el caso de un incumplimiento de las metas comprometidas con el Fondo. El gobierno se está acostumbrando peligrosamente al empleo del “último recurso”: también parece serlo agitar el fantasma de Cristina Kirchner en el incipiente comienzo de la campaña electoral de estos días. Si Macri tuviera que rectificar su política con el campo, si en definitiva se viera obligado a aumentar los impuestos para cumplir con el ajuste, el presidente seguiría arriando banderas, como estuvo a punto de decir en la rueda de prensa de Olivos.

Aunque enfocada en el G20, el encanto de la señora Lagarde comienza a desvanecerse con esta visita a Buenos Aires. Ayer dijo que la economía argentina va a mejorar el año próximo y que las metas fiscales se van a cumplir. Pero que la meta de inflación “debería ser alcanzada”. Todo podría ser peor sin el préstamo del Fondo, seguramente. Aunque será difícil volver a aceptar el desfile esquivo de burócratas del organismo que vienen hasta aquí a analizar la marcha de la economía. Todos hemos visto el precio que impuso la troika al rescate de Grecia y asistimos a un desmoronamiento de Ortega en Nicaragua, un régimen descontrolado tras las protestas derivadas de recomendaciones del FMI. El regreso de una misión del Fondo es una representación del fracaso de la Argentina. No sólo el de este gobierno. No hay nada que explique mejor el desencanto.

Las retenciones podrían ser así la alternativa de última instancia que el presidente se reserva para el caso de un incumplimiento de las metas comprometidas con el Fondo.

El regreso de una misión del Fondo es una representación del fracaso de la Argentina. No sólo el de este gobierno. No hay nada que explique mejor el desencanto.

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Las retenciones podrían ser así la alternativa de última instancia que el presidente se reserva para el caso de un incumplimiento de las metas comprometidas con el Fondo.
El regreso de una misión del Fondo es una representación del fracaso de la Argentina. No sólo el de este gobierno. No hay nada que explique mejor el desencanto.

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