Primeras preguntas sobre la reelección

Lo consideraron “una recaída”. El presidente Macri y el jefe de Gabinete Marcos Peña caracterizaron con esa imagen el tropiezo del gobierno con la ley que ponía freno a los aumentos de tarifas sancionada en el Congreso con el voto peronista, que obligó semanas atrás al veto presidencial. No hay quien pueda asegurar que la crisis a la que acabamos de asistir terminó. El gobierno tiene que convencer ahora a la economía real de que la turbulencia cambiaria está en el mismo rango de las “recaídas”. Un desvío accidental del rumbo que trazó Macri en diciembre de 2015. Una manifestación tardía del tipo de enfermedad crónica que afecta desde que se tiene memoria a la Argentina.

El gobierno mantuvo estos últimos dos meses un largo diálogo sin interferencias con los mercados, acaso sólo interrumpido parcialmente por la negociación con el FMI. Casi no hubo otros interlocutores. La corrida contra el peso puede haber llevado a algunos funcionarios a confundir el empleo de una variada caja de herramientas financieras con la implementación de políticas públicas. A la conocida inclinación por no explicar demasiado sobre nada se suma que nada de lo que ha hecho en esta etapa es de sencilla compresión para el ciudadano común. Macri no gobierna para los ricos, pero la crisis lo llevó a gobernar sólo para un sector. Desde ese lejano lugar tiene que regresar hoy.

Estamos lejos de haber visto las consecuencias. La crisis se cobró un presidente del Banco Central y dos ministros y dejó profundos desequilibrios macroeconómicos. La devaluación obligará una vez más al gobierno a cambiar los precios de la energía y el de los combustibles, entre varios otros sectores, con su impacto en las expectativas de inflación y en el salario real. Es un volver a empezar, y aún es un misterio cómo lo hará. Fue la corrección de esas distorsiones lo que terminó con cada una de las sucesivas proyecciones de inflación previstas para este año. Y con cualquier pretensión de mantener anclado al dólar y los salarios. Objetivos contradictorios, como asumió el ministro Dujovne, que eran también bajar el déficit, aumentar el gasto en infraestructura y reducir los impuestos durante los primeros días de su gestión. Anhelos que se anulan entre sí.

Junto a esto, los compromisos asumidos con el Fondo en materia de ajuste en el sector público acentuarán la caída de la actividad, ya golpeada por la suba de las tasas de interés y la desaparición del crédito. Todos los análisis anticipan una fuerte contracción en los próximos dos trimestres. JP Morgan se sumó a una larga lista y recortó esta semana a la mitad la proyección de crecimiento para este año: 0,7%. La maldición de los años pares, que ha hecho que la economía permaneciera estancada en la última década.

Dujovne aseguró esta semana en un encuentro reservado del Pro que los números de la economía mejorarán el año que viene y permitirán la reelección del presidente. Dos voces parecieron responderle: el economista Mario Broda dijo a la salida de un encuentro de economistas en el Banco Central que no es una apuesta segura que la economía se reactive el año próximo; José Torello, jefe de asesores, un hombre anónimo para la mayoría pero considerado entre los que más influyen en las decisiones del presidente, confesó en una entrevista de apuro que aconseja al presidente no ir por la reelección. “Como amigo”, aclaró.

La crisis abre interrogantes sobre el futuro del presidente. El gradualismo era un doble seguro para Macri, que garantizaba gobernabilidad y reelección. Nada queda de ese diseño. El peronismo observa en silencio un escenario en el que se entusiasma con que pueda ser protagonista. Tomará distancia, pero habrá que ver cuánto obstaculiza el ajuste: las metas asumidas con el Fondo comprometen el primer año y medio de la próxima gestión, pero el gobierno que viene eventualmente se beneficiará de sus resultados. Incluso de sus desembolsos.

¿Repetirá Macri lo que hizo Duhalde en el comienzo del siglo? ¿Buscará ordenar la economía y enterrará su proyecto de reelección? ¿Será el primer presidente que dispute por una reelección con la bandera del ajuste?

Las metas asumidas con el Fondo Monetario comprometen el primer año y medio de la próxima gestión, pero el gobierno que viene podría beneficiarse con sus resultados.

¿Repetirá Macri lo que hizo Duhalde? ¿Ordenará la economía y renunciará al proyecto de reelección? ¿Buscará un segundo turno con la bandera de ajuste?

Datos

Las metas asumidas con el Fondo Monetario comprometen el primer año y medio de la próxima gestión, pero el gobierno que viene podría beneficiarse con sus resultados.
¿Repetirá Macri lo que hizo Duhalde? ¿Ordenará la economía y renunciará al proyecto de reelección? ¿Buscará un segundo turno con la bandera de ajuste?

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