«Don Jaime se puso al frente del rescate de la gente»

El 1 de diciembre de 1975, con un gran despliegue de efectivos, armas y vehículos militares, fue invadido por el Ejército, por orden del general Buasso, el Hogar Mamá Margarita en Pampa del Malleo, institución que había fundado el obispo don Jaime de Nevares 10 años antes.

Con más de cien niños en el lugar realizaron una inspección minuciosa para recabar material subversivo que allí se usaba para el adoctrinamiento de los alumnos, según denuncias recibidas.

Fueron detenidos maestras y maestros junto con una celadora, al igual que el padre Mateo, los cuales fueron trasladados esa misma noche, con las manos esposadas y en camiones del Ejército, a Neuquén. Allí permanecieron detenidos 48 horas, no sin maltratos y amenazas.

Como vemos, estas fuerzas militares se adelantaron unos meses con una metodología que luego utilizarían masivamente en todo el país.

Ante tamaña agresión injustificada el obispo don Jaime se puso al frente del rescate de esta gente elevando una enérgica protesta y desmintiendo terminantemente las supuestas actividades subversivas de las que eran acusados; además alegó: «Hace mucho tiempo que la acción educadora, de promoción humana, de toma de conciencia de los derechos de todo hombre y ciudadano, viene causando recelos en los interesados en mantener sometida a la población indígena de la misión Ceferino Namuncurá. Igualmente causaron molestias las denuncias de las injusticias cometidas por sectores más acomodados de la población». Es que, además de la educaron necesaria que se daba a los niños mapuches allí albergados, don Jaime se colocó al lado de ellos ayudándolos a organizarse y evitar los abusos y estafas a lo que los sometían muchos huincas de la zona.

Y lo hizo con hechos concretos, como por ejemplo la creación de 26 cooperativas manejadas por los paisanos, en donde se construyeron galpones de depósitos de venta de pelo de chivo y lana, de alimentos no perecederos de almacén y de recepción de artesanías mapuches que las cooperativas compraban o canjeaban.

Por otra parte promocionó el uso y estudio de la lengua mapuche, para lo cual se confeccionó un diccionario español-mapuche con 3.500 vocablos con el que se daban cursos de esta lengua originaria, que hasta ese momento estaba subsumida y hasta diría desvalorizada, en todos los lugares en donde las comunidades lo necesitaran.

Don Jaime, como pastor de la Iglesia, evangelizaba pero también se dejó evangelizar por el pueblo mapuche, luchando junto a ellos por sus derechos pisoteados y ninguneados. Por todo esto y mucho más que por ahora no puedo relatar es que me llama la atención el ataque sin fundamento que desde algún sector del pueblo mapuche se hace a esta institución que tanto bien ha realizado por los más desposeídos y que fue ejemplo en la provincia, en el país y también en el exterior por su compromiso sincero y su lucha inclaudicable por un mundo mejor sin exclusiones, siguiendo el camino del buen samaritano del señor Jesús.

Paz y bien.

Luis Fernando Conde, LE 4.544.348

Neuquén