Donde hay ganado, que no falte el maíz
La producción cobra impulso en el Valle Medio. Admiten que es más previsible que la fruticultura.
Río Negro
CHOELE CHOEL (AVM).- El corrimiento de la frontera ganadera, la crisis permanente de los cultivos tradicionales y los excelentes rindes mostrados con los últimos ensayos han hecho que el maíz se convierta en una muy buena alternativa productiva en la región.
Y los tiempos que vienen son prometedores. El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, dijo ayer que el año próximo “va a ser más negocio” para el sector agropecuario “producir maíz” que soja, por lo que planteó como uno de los objetivos de su gestión otorgar “valor agregado” y generar las condiciones para la “rotación de cultivos”.
En tanto desde el INTA, la ingeniera agrónoma Verónica Favere sostuvo en un informe que “en la zona del Valle Medio de Río Negro se viene gestando un fenómeno de lenta transformación de productores que bajo un esquema de crisis de la fruticultura tradicional busca alternativas productivas más estables y rentables que puedan manejarse bajo un esquema simplificado desde el punto de vista de ser menos demandantes de mano de obra e insumos. Es acá donde todas las producciones ganaderas comienzan a ser protagonistas, ya que le permiten al productor reducir al máximo la dependencia de mano de obra, lo que simplifica sobremanera el esquema productivo”.
Agregó que “las actividades ganaderas que mayor desarrollo han tenido bajo este contexto son la producción de bovinos para carne, la producción de cerdos y, a una escala más pequeña pero de fuerte crecimiento en poco tiempo, la producción avícola”.
Ante este horizonte, el nuevo diagrama productivo marca el crecimiento de las especies forrajeras, y por ende del maíz como alimento para los distintos sectores ganaderos.
Así lo explicó Favere. “En este esquema de fuerte expansión ganadera los cultivos forrajeros comienzan a cumplir un rol estratégico para el crecimiento y desarrollo de la actividad. Según el último censo de agricultura, bajo riego en el 2005 había alrededor de 9.000 hectáreas en todo Valle Medio que se dedicaban a la producción de algún tipo de alimento para consumo ganadero, ya sea en pie o en forma de reserva. Dentro de la totalidad de la superficie forrajera tenemos que decir que la alfalfa con destino a henificado se lleva la mayor proporción de la superficie, con alrededor de unas 6.500 hectáreas; luego le seguía el cultivo de maíz, con unas 1.550, y el resto es la suma de algunas pasturas consociadas, verdeos de verano y de invierno (950 hectáreas). Todo indicaría que dado el tiempo transcurrido y los cambios antes mencionados estas superficies se han modificado”.
Puntualmente con respecto a la producción de maíz, se indica que la superficie de la última campaña 2014/15 alcanzó las 4.500 hectáreas, el destino en general es para consumo propio como grano y en un porcentaje que ronda de alrededor del 10% (450 hectáreas) es destinado para confección de silo.
Con respecto a los actores que intervienen de manera directa en esta apuesta productiva, se remarca desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria que “el perfil de los productores es muy amplio, ya que va desde pequeños emprendedores que cultivan entre una y dos hectáreas cosechado manualmente y siendo destinado el grano para animales de granja, hasta productores de más de 300 hectáreas que consumen parte del grano y otra parte venden a terceros. Por otro lado el nivel de tecnología utilizado es también muy variable existiendo al mismo tiempo productores de punta y productores artesanales donde gran parte de las labores se hacen manualmente. Localmente si bien el cultivo de maíz es ancestralmente conocido, es escaso el conocimiento local generado respecto al manejo y a la calibración, por así decirlo, de paquetes tecnológicos que se extrapolan del cinturón maicero de nuestro país donde las condiciones edafoclimáticas (del suelo y del clima) y socioproductivas son diferentes”.
Las perspectivas de esta producción aparecen en el futuro como positivas por distintos factores: necesidad ganadera, hasta ahora costos que alcanzan a ser solventados sin que esto signifique pérdidas, etcétera. En este sentido, Favere opinó “se esperaría que la superficie puesta al servicio de este cultivo tienda a incrementarse, puntualmente hoy la intención de siembra de algunos productores ha disminuido ya que por cuestiones de macroeconomía y de precios es conveniente comprar maíz de La Pampa sin correr mayores riesgos productivos.
Según costos actualizados, se necesita alrededor de un rendimiento de 8.000 kg/ha para cubrir los costos de producción y cosecha de una hectárea de maíz”. En el corto plazo se espera que esta situación se revierta y que nuevamente la actividad tome impulso y la superficie siga creciendo ya que la producción ganadera no cesa en su crecimiento demandando en el tiempo más y mejores recursos forrajeros.
Sergio Escalante
sescalante@rionegro.com.ar
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