Donde las palabras mueren

opinión

EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

Boca, hay que decirlo, tiene mucha suerte. El club se desentiende de la “visita” de la barra al plantel. La “responsabilidad” es sólo de los jugadores o del DT, que tienen que explicar lo que primero debería explicar el club. ¿Y qué podría explicar el club si, después de lo que sucedió en la Bombonera con el Panadero, anunció que sacaba de la lista de derecho de admisión y permitía el retorno a la Bombonera de los dos principales líderes de La 12 que están justamente en el video encabezando la “visita” al plantel en el hotel de Puerto Madero?

Allí es donde todas las palabras mueren. Se podrá lamentar, condenar, decir que si el Estado no protege el club no tiene nada qué hacer, echarle la culpa a la policía o al juez de turno. Pero los clubes también tienen algo qué hacer. Las grabaciones que obran en poder de la justicia ya dejan en claro que el famoso Panadero, por mucho que diga, no actuó él solo en la noche del gas pimienta.

Boca, es cierto, debe ser cauteloso en los pasos que da, porque, a veces, puede correr el riesgo de anticiparse a la justicia y tomar medidas que le generen luego alguna demanda. Pierde toda cautela, sin embargo, cuando permite el retorno de los dos capos de La 12 al estadio. Podría haber tenido argumentos para seguir negándole el derecho de admisión. Es más, este nuevo video difundido en la semana podría servir para uno de esos argumentos. Lo mismo las banderas de River exhibidas en el partido homenaje a Sebastián Battaglia, trofeos de viejas guerras. Pero no. El Rafa Di Zeo y Mauro Martín sellaron las paces de su vieja batalla y Boca los bendijo para que haya “orden” en la Bombonera. Lo necesita para las elecciones que se vienen en el club. ¿Bendijo también Carlos Tevez ese acuerdo donando una bandera?

Boca actúa consciente de que goza de mayor protección que otros clubes. Sea por los vínculos con Mauricio Macri, sea por su popularidad o por lo que fuere. Y abusa de esa situación. Anuncian ahora reclamos de nuevos barras que también quieren quedar afuera del derecho de admisión. Algo harán para hacerse escuchar. Algo habrá que darles para que también ellos se calmen. Es la historia de nunca acabar. Hasta que cuando suceda la próxima desgracia otra vez vuelvan a escucharse los lamentos y las condenas de turno. Para que siempre creamos que alguien como el Panadero surge de la nada.


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