Dos mujeres, dos motivaciones diferentes

Esta semana declararon Alicia Guanque y Sandra González. La primera sigue siendo pareja de Claudio Kielmasz. La otra rompió, en malos términos, su relación con Guillermo González Pino. Eso se reflejó en las motivaciones que tuvieron al declarar, tanto en la instrucción como en el juicio oral. Eran dos de los testimonios más esperados y se notó por lo prolongado e intenso de los interrogatorios a que fueron sometidas.

CIPOLLETTI (AC)- Eran dos de los testimonios más esperados. Y cuando terminaron de declarar, una se acercó a su concubino -aunque acababa de comprometerlo más en el triple crimen- y tuvieron una breve reunión privada. La otra, en cambio, abandonó la sala por el extremo opuesto acompañada por un policía sin mirar en ningún momento hacia «el hombre que más me marcó en la vida, y que es capaz de cualquier cosa», según dijo.

Fue un símbolo de los diferentes lazos que unen a estas dos mujeres con los imputados. Marta Alicia Guanque sigue visitando a Claudio Kielmasz en la cárcel, le lleva a los hijos y declaró que «conmigo siempre se portó bien». Eso no le impidió sostener un testimonio que lo incrimina.

En cambio Sandra González terminó su convivencia de cinco meses con Guillermo González Pino con una agria disputa que derivó en una causa penal, lo definió como «medio degenerado» y entre lágrimas describió las costumbres sexuales a las que según dijo la sometía su ex pareja.

Ambas declararon esta semana ante la Cámara, y en las dos se notó cuál es el lugar que ocupan los imputados en sus vidas: Guanque dijo algo menos que durante la Instrucción, González un poco más. A los relatos de ambas les faltó espontaneidad y hubo que recordarles frase a frase lo que le habían dicho al juez Pablo Iribarren.

Allí se notó otra diferencia: Guanque nunca fue reticente. Desde el primer día relató el estado de exaltación y nervios que poseía a Kielmasz la noche del 9 de noviembre, el desorden y suciedad de sus ropas, y esa preocupación que le ensombrecía el rostro cada vez que se hablaba del crimen de las chicas.

En cambio González, recién la tercera vez que declaró ante Iribarren introdujo esa frase que aprisionó a González Pino dentro del expediente: «yo las quise golpear, no matar».

No fue necesario confrontar a Guanque con Kielmasz; en cambio González Pino y su ex pareja protagonizaron un careo porque uno niega lo que la otra afirma.

En el juicio oral las dos ratificaron lo que se sabían, pero con matices.

Guanque no mencionó las manchas de sangre y hasta la rotura en la ropa de su pareja. También minimizó los rasguños y le quitó tierra a las zapatillas: «no tenía tanta cantidad», dijo. Y relativizó esa supuesta facilidad de Kielmasz para armar historias: «Yo me refería a que me hace el verso con mujeres», aclaró. Su pareja la espiaba por detrás de los defensores, y por momentos lloraba.

Con todo, Guanque aportó una frase nueva: «el 10 de noviembre salió el tema de las chicas, le comenté si él había visto algo porque los horarios coincidían y Claudio me preguntó: ¿cómo vas a pensar que yo voy a hacer algo así?». Ese día lo único que se sabía era que las jóvenes habían desaparecido.

Sandra González fue todavía menos espontánea. Hubo que leerle prácticamente todo lo que ya había declarado y ella fue ratificando con monótonos «sí». Jamás mencionó a González Pino por su nombre; aludió a él como «ese hombre».

Mientras el imputado la atravesaba con los ojos esperando cruzar una mirada, ella mantuvo una distancia glacial. Aumentó el tamaño de los rasguños que supuestamente le vio en los hombros y los prolongó hasta el pecho. También engordó los fajos de billetes de cien pesos, que primero estuvieron estirados y después enrollados, cuando le recordaron que así lo había declarado la primera vez.

Cuando por enésima vez le preguntaron por qué había demorado tanto en declarar lo que sabía, apeló al argumento de las escabrosas costumbres sexuales de su ex pareja. Nunca hasta entonces lo había esgrimido como fundamento de su silencio.

Con las diferencias y similitudes que tuvieron, ninguna de estas dos declaraciones definirá, por sí sola, la suerte de los imputados, según coincidieron en señalar todas las partes del proceso. Y recordaron que «hay que compararlas con el resto de las pruebas y ver si encajan». Ese análisis «debe hacerse a la luz de la sana crítica racional, despojadas de la carga emotiva con que fueron volcadas en el juicio oral».

En definitiva, las dos declararon y sus testimonios fueron, si no decisivos, muy importantes. Pero paradójicamente, el más gravoso haya resultado el de la mujer de Kielmasz, porque lo hizo desde una postura de amor y no de resentimiento.

En la audiencia de hoy se seguirá hablando de González Pino

CIPOLLETTI (AC).- En la audiencia de hoy, se seguirá hablando de Guillermo González Pino. Después del polémico relato de Sandra González, ex concubina del imputado, se escuchará a la madre de sus dos hijos y a otra de sus ex parejas. También declararán personas de su entorno que describirán las actitudes que tuvo el detenido después del triple crimen y las relaciones que tenía con la policía, especialmente con el ex comisario José Luis Torres.

Ocho personas están citadas:

•Mirta Liliana Agüero: Pareja de González Pino desde mediados del «95 hasta promediar el «97. Madre de sus dos hijos. Aún terminada la relación con el imputado continuó siendo frecuentada en su domicilio de Regina por los amigos de González Pino, entre ellos «Pulpa» Tillería. Dijo que una noche, luego de la muerte de las chicas, «Pulpa» fue a visitarla y comenzaron a hablar de su ex pareja. En ese momento Tillería comentó: «yo maté a las chicas, estoy involucrado en el triple crimen».

•Mirta Soledad Agüero: Hijastra de González Pino. Avaló los dichos de su madre en cuanto a que Tillería se adjudicó el triple crimen. Recuerda que «Pulpa» dijo: «Yo maté a las chavoncitas de Cipolletti».

•Silvia Córdoba: Ex concubina de González Pino: Coincidió con la otra ex pareja del imputado Sandra González al afirmar que después del triple crimen «estaba muy temeroso» y por eso se había ido de la ciudad.

•Nelly Vera: Conocida de González Pino. Describió cómo era el imputado y que después del triple crimen se fue al sur. Habló de las vinculaciones que tenía el detenido con la policía. Sandra González dijo que por su intermedio llegó a los federales para declarar todo lo que sabía del triple crimen.

•Alicia Medrano: Vecina de Héctor Montecino, uno de los revendedores de autos procesado junto a González Pino por asociación ilícita. Dijo que los días posteriores al crimen de las chicas se lo veía «más seguido y muy nervioso». Contó que iba a la casa de Montecino al mediodía o a última hora de la tarde y siempre con autos diferentes. Luego del hecho, usaba anteojos oscuros y una gorra con visera de color negra.

•Sergio «Condorito» Dávila: Revendedor de autos, detenido por asociación ilícita. Vinculó al imputado con el ex comisario Torres. Dijo que en una oportunidad tuvo en sus manos un teléfono celular de González Pino y que recibió una llamada luego de ocurrido el triple crimen. Cree que fue Torres quien en modo de clave le pidió que le trasmitiera a González Pino que «Julián quería localizar al chavo para que no llamara más porque el teléfono estaba chupado».

Según «Loro» Gutiérrez, Dávila es uno de los que jugó al fútbol con González Pino el lunes 10 por la noche. Sandra González declaró que participó de un asado realizado antes del hecho en el que hablaban en clave. Se dijo: «¿Te parece que nos va a ir bien?» y González Pino decía: «Yo la tengo bien clara». «¿Cuánto hay?», preguntó alguien. «Es a la ruleta» respondió el imputado. González relacionó este diálogo con lo sucedido con las chicas.

Declararán además Roberto Cardozo y Daniel Rodríguez.


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