Dudan que Isabel no haya sabido de la Triple A

El ex senador nacional Hipólito Solari Yrigoyen (UCR) declaró ayer, en una audiencia judicial, que «ningún argentino puede alegar que no sabía» de los atentados que cometía la Triple A en los '70, aunque dijo ignorar si la ex presidente María Estela Martínez de Perón tomaba decisiones sobre el accionar del grupo ultraderechista.

«No me consta», respondió Solari Yrigoyen al ser interrogado ayer como testigo por el juez federal Norberto Oyarbide, quien quiso saber si «Isabelita» cumplió un rol de relevancia en la organización paraestatal que comandó el ex ministro de Bienestar Social, José López Rega.

El testigo, que sobrevivió a dos atentados de la Triple A y fue secuestrado en la dictadura del período 1976-83, opinó que «ningún argentino puede alegar que no sabía lo que pasaba entonces, porque salía en todos los diarios».

El interrogatorio a Solari Yrigoyen está enmarcado en una causa en la que está imputada la propia «Isabelita», que reside en España desde 1981 y afronta dos juicios de extradición: uno fue promovido por Oyarbide y el otro es motorizado desde Mendoza por el juez federal de San Rafael, Raúl Acosta.

Solari Yrigoyen no sólo fue una de las primeras víctimas de la Triple A sino que su caso motivó en el año '78, en plena dictadura, una advertencia al gobierno de facto por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Según fuentes judiciales, el ex senador manifestó en la audiencia sus sospechas sobre la posible colaboración de la policía de Chubut en el atentado que sufrió en 1975, cuando su casa en la localidad de Puerto Madryn -donde aún vive- fue blanco de un ataque con explosivos.

En noviembre del '73, Solari Yrigoyen sufrió el primer atentado cuando una bomba estalló bajo su automóvil. Tras el derrocamiento de «Isabelita, el dirigente radical y el diputado Mario Abel Amaya fueron detenidos en 1976 para ser luego trasladados en un avión naval desde Bahía Blanca hasta la Base Aeronaval «Almirante Zar» de Trelew, y desde allí a la cárcel de Rawson. «Como consecuencia de los brutales castigos que recibimos en la Base y en la cárcel, y de la falta de atención médica (…), el diputado Amaya fue trasladado en gravísimo estado al hospital de la cárcel de Villa Devoto, en Buenos Aires, donde falleció el 19 de octubre de 1976», relató Solari Yrigoyen, cuando su caso llegó a la CIDH. (DyN)


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