Dueños de una experiencia inolvidable 

Ayer arribó el equipo "Desafío Alta Patagonia". El público le dio una calurosa bienvenida.

CIPOLLETTI (AC).- «La experiencia que vivimos en estos días será inolvidable, es algo difícil de explicar, pero que tiene un sabor especial». Este es el pensamiento resumido de Javier Moreiro, Eric Lochbaum, Rodolfo Lorca, Marcelo Castro y Marcelo Dalmau, integrantes del equipo «Desafío Alta Patagonia» que acaban de clasificarse en el duodécimo lugar en las recientes «84 Horas de la República Argentina» de automovilismo.

El VW Gol que condujeron terminó siendo el mejor particular y el clasificado más arriba entre los de fabricación nacional.

Poco después de las 18 arribó a la rotonda de las rutas 22 y 151 la combi que transportaba a los pilotos, mecánicos y algunos allegados. En el lugar los esperaban familiares, amigos y simpatizantes que les dieron una calurosa bienvenida.

Luego de departir por algunos minutos enfilaron hacia el centro de la ciudad de Cipolletti y escoltados por un vehículo de bomberos de Neuquén, posteriormente se dirigieron rumbo a la vecina provincia. Allí los esperaban funcionarios municipales para felicitarlos y compartir un buen momento.

Javier Moreiro fue el primero en hablar. «Esto fue inolvidable, vivimos más de tres días a pleno y tanto nosotros como el «Golcito» terminamos destrozados, pero ganamos mucha experiencia, varios amigos, algunos no tanto, y el reconocimiento general».

A su turno, Eric Lochbaum habló de la carrera. «Como síntesis podemos decir que hubo algunas demoras por situaciones y roturas lógicas de la carrera, pero tuvimos otras por mala suerte. Evaluamos que paramos en total dos horas y media, pero si no hubiésemos sufrido el accidente, debíamos haber estado entre los cinco primeros».

Cuando Marcelo Castro fue consultado sobre el ritmo que le impusieron al vehículo, no dudó. «Fuimos siempre a fondo y el auto respondió en forma brillante. Teníamos 144 caballos de potencia, esto no nos permitió darnos el lujo de regular la carrera. En la recta opuesta viajábamos a 220 kilómetros por hora y el promedio para la vuelta estaba en torno de los 144. Por eso estamos sumamente contentos y agradecidos por los motores que tuvimos y por el esfuerzo de los mecánicos».

Lochbaum también hizo referencia a las desventajas que significa no competir en el marco de un equipo oficial, especialmente en el Peugeot. «Pagamos caro no haberles hecho caso. En un momento de la prueba el auto de Peugeot nos pasó con el auto de seguridad en pista y fueron recargados con dos vueltas. Nos pidieron que digamos que la cosa no fue así, pero nosotros no aceptamos. Al no aceptar nos dijeron que nos iban a partir y así fue. En el primer encuentro, Alfredo Pisandelli nos chocó y eso nos costó muchos minutos de demora».

En el medio quedarán muchas anécdotas, como que «casualmente» en cada momento que comenzaba la lluvia le tocaba conducir a Lochbaum, los insoportables mosquitos que no los dejaban descansar tranquilos y la extenuante tarea de los mecánicos que se desvivieron para que el auto llegue lo más entero posible, entre otras.

Una experiencia que recordarán por mucho tiempo fue que terminaron siendo los «mimados» entre los particulares y tuvieron mucho apoyo de la gente. Entonces, se imponía la pregunta: ¿Ya piensan en la próxima? «Es cara, pero lo vamos a pensar».


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