Duhalde derrochó exitismo ante Cardoso

BRASILIA (EFE).- El candidato presidencial del PJ, Eduardo Duhalde, no anduvo con titubeos en su entrevista de ayer con el presidente de Brasil, Fernando Cardoso. En el mismo instante en que le extendió su mano para saludarlo se presentó como el triunfador en las elecciones presidenciales del próximo 24 de octubre.

El derroche de optimismo de Duhalde ante el líder del principal socio del Mercosur fue notorio durante todo el encuentro.

«Estoy convencido que nosotros vamos a ganar en la primera vuelta. No es lo que dicen los medios ni las encuestas, pero al Justicialismo siempre le tocó perder en las encuestas y ganar en las elecciones», declaró el candidato en rueda de prensa tras su encuentro con Cardoso.

Duhalde recordó que faltando un mes para las elecciones de 1995 en la que el candidato era Menem «todas las encuestadoras le dieron al Justicialismo diez puntos menos de los que sacó».

Duhalde se abstuvo de identificar las causas de ese margen de error y si era involuntario o forzado, aunque sostuvo que ello no influye en los electores.

«No sé por qué razón se equivocan los encuestadores… No sé a qué atribuirlo, pero de todas maneras no incide en la gente, por lo menos no se verifica que incida en el electorado», recalcó.

Sobre su entrevista con Cardoso, Duhalde reveló que hablaron, principalmente, sobre el Mercosur.

Tras subrayar que «no existe en la política de Argentina un impulso más decidido del bloque económico que quien habla», Duhalde mantuvo que no habrá mayores diferencias en torno a la posición de su país en caso de su triunfo o el de De la Rúa, porque «se trata de una política de Estado».

El Mercosur, reiteró, «es un proyecto estratégico común, la gran herramienta para el desarrollo del sur del continente y con el presidente Cardoso coincidimos en la necesidad de ir pensando en fortalecerlo más y en que no puede ser puesto en riesgo por problemas coyunturales y que vamos a ir superando las dificultades».

Como primera tarea para fortalecerlo exhortó a no «ponernos nerviosos», a dejar las negociaciones en manos de los empresarios e «ir pensando en crear organismos permanentes e independientes para solucionar conflictos, porque es realmente muy difícil ser objetivos cuando están en juego los intereses de nuestros propios países».