Mercosur

Redacción

Por Redacción

El Mercosur está nuevamente en observación.

El retroceso sobre la mayor parte de sus indicadores económicos muestra lo poco que se avanzó a 28 años de su creación.

Las recurrentes crisis que han sufrido los dos países líderes del bloque en este período, Argentina y Brasil, fueron clave en todo el proceso de deterioro.

La política económica de Argentina y su relación con Brasil fueron temas de conversación de la última bilateral que reunió al presidente Mauricio Macri con su par Jair Bolsonaro.

Dejando de lado lo protocolar, el mandatario brasileño anticipó importantes cambios dentro del Mercosur. “Brasil ha relegado mucho de su desarrollo intentando sostener este bloque comercial”, aseguró una fuente del Palacio de Planalto. Pese a ello es la novena economía del mundo, representa el 55% del producto de América del Sur, y cuenta con un flujo de inversiones internacionales promedio de 80.000 millones anuales.

Analistas internacionales no descartan que Bolsonaro aplique la misma fórmula que Donald Trump usó para con México y Canadá con las modificaciones del ex Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan, o Nafta, por su sigla en inglés) que apuntaló la defensa de su mercado interno y la posibilidad de negociar con otros países por fuera del bloque.

El presidente del vecino país ya adelantó que estudia cambiar las reglas de juego dentro del Mercosur para resolver controversias comerciales o aplicar mayores aranceles y cuotas compensatorias a la importación de ciertos productos intra-bloque. Por otro, evalúa la posibilidad de seguir el camino de Chile y Colombia, que negociaron acuerdos de libre comercio con más de sesenta países, y de Perú y México, que tienen tratados especiales con una centena de naciones, entre ellas EE. UU. y la Unión Europea.

“Brasil tiene en frente una gran oportunidad de fuerte liderazgo mundial; sin embargo, es necesario que el país abandone las alianzas anacrónicas que hoy tiene para ocupar su lugar en el mundo, y queda claro que caminamos para una economía global formada por superbloques. En este escenario, no existe futuro alguno para el Mercosur tal cual como está planteado”, confió esta semana el economista Arturo Porzecanski, tras la reunión entre Macri y Bolsonaro. “Brasil nunca va a dejar de tener inversiones e intercambio con Argentina, pero creo que lo que no es adecuado es dejarse remolcar por la política económica de este país, pues Brasil ya no puede cargar con el Mercosur en sus espaldas”, explicó.

Argentina deberá presentar nuevas credenciales a las autoridades brasileñas para convencerlas de que en nuestro país existe un horizonte previsible y sin tantos sobresaltos.

Si Brasil logra iniciar conversaciones con la Unión Europea o los Estados Unidos para cerrar acuerdos comerciales por fuera del Mercosur, el arancel externo común del bloque terminará desapareciendo, lo que generaría serios problemas de competitividad para la industria argentina al compartir el mercado con otros países que tienen sistemas altamente tecnificados.

Los grandes bloques y naciones desarrolladas ven hoy con muy buenos ojos los cambios propuestos por Bolsonaro sobre el alicaído Mercosur, teniendo en cuenta la potencial demanda que existe sobre un mercado de más de 200 millones de habitantes.

Las exportaciones argentinas hacia Brasil totalizaron el año pasado cerca de 12.000 millones de dólares, lo que representa el 18% del comercio externo total del país. Es el principal destino de nuestra oferta exportable, seguido en importancia por China y Estados Unidos.

Está claro que, si el presidente Macri no logra sostener una alianza estratégica con Bolsonaro, que permita que los cambios dentro del Mercosur tengan un tiempo de maduración, la economía argentina se resentirá en forma importante.


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