Tormentas

Redacción

Por Redacción

En septiembre pasado, antes de que se desatara la furia del dólar y el consecuente salto inflacionario en el país, el presidente Mauricio Macri sostuvo que “sin Cambiemos en el gobierno, esta tormenta hubiese terminado como el 2001”. No había vivido la Argentina el complejo escenario económico que se dio después de septiembre, pero se sabía que las cosas no andaban nada bien y que la moneda norteamericana subía todos los días.

Nadie podría asegurar que otro gobierno no hubiera superado una tormenta similar, pero sí se puede decir que esta gestión, con Macri a la cabeza, pasó la tormenta de octubre y noviembre y que en el debate del Presupuesto salió airoso. No es poca cosa para un gobierno que lleva tres años de gestión y sigue carente de respuestas a muchos problemas y muestra desajustes en sus filas.

Le quedan más tormentas por superar, algunas en los cálculos y otras que ni nos imaginamos. La del G20 con visitas tan sobresalientes que nos pondrán ante los ojos del mundo para bien o para mal y la del mes de diciembre que por sí solo suele ser complejo. Diciembre arrastra el simbolismo de un mes que siempre resultó problemático para todos los gobiernos a partir del 2001, tiempo en que la sensibilidad está mucho más al límite.

Y es ahí donde hay que plantarse. Que haya presupuesto aprobado, que el tema del aborto haya quedado para más adelante, que el desafuero de Cristina no sumara adhesiones, son capítulos de un país que busca un rumbo que todavía no parece estar claro. Pero de todos esos temas el único resuelto es el del Presupuesto nacional. A diciembre hay que pasarlo y el bono de fin de año parece haber traído un alivio en muchos sectores.

Lo del G20 es lo más inmediato y exigirá seriedad en el tratamiento. El problema del G20 no lo es sólo para la Argentina. Lo es para cada país que recibe esta cumbre y por lo tanto será también un momento clave para Cambiemos como fuerza de gobierno.

En voz baja, algunos funcionarios nacionales sostienen que lo peor ya pasó, aunque la economía podría empezar a dar señales positivas recién en abril o mayo. Entienden que la gran tormenta con rayos y granizo fue la de octubre-noviembre, con un dólar fuera de control y una inflación que superó todos los cálculos.

Mientras tanto, el desempleo se mantiene muy alto, con empresas en crisis, pymes cerradas y sobre todo con mucha efervescencia gremial. La inseguridad sigue siendo tema pendiente en todo el país.

Con todo eso y superado diciembre, nada garantiza un año de calma. Se viene un 2019 electoral, una oposición que, gremios mediante, copará las calles y cada pequeño o gran conflicto se hará visible.

Nada que sirva para mostrar conflicto o un caos forzado pasará por alto.

El gobierno de Macri puede decir que superó tres años complejos, muy complejos, pero le queda uno que se presenta turbulento. Porque la imagen del presidente está en baja, porque lo que se creía fácil de resolver fue muy complicado y porque dentro de Cambiemos hay ruidos, como el de la UCR, que quiere más espacios y protagonismo.

Este gobierno tiene un diciembre y luego un 2019 cargado de desafíos, porque la oposición dura que hoy sólo encarna Cristina Fernández tendrá más protagonistas el año que viene. El Peronismo Federal será más confrontativo, porque no quieren que la gente los sitúe como socios del gobierno. Es decir, los respaldos serán más acotados y las críticas más sonoras.

Superar el año y sobre todo pasar diciembre es una meta frecuente en la Argentina, pero en el contexto general del país para Macri significa mucho.

Terminar un mandato, con todos los tropiezos que tuvo, puede ser un dato de madurez del país.

Pasar diciembre también es un desafío para las provincias y los municipios, aunque en la región nada indica que tanto Neuquén como Río Negro tengan un final de año complicado. El efecto dólar puso a las dos provincias en una posición favorable.

Editorial


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