Educación, tecnología y sociedad
A partir del marco propuesto por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, orientado al debate sobre la nueva Ley Nacional de Educación, se ha evidenciado una multiplicidad de problemáticas que deberán ser afrontadas, según su urgencia, a corto y mediano plazo para saldar la deuda del acceso a una educación equitativa y de calidad para todos.
Dentro de esta complejidad centramos el análisis en los saberes a enseñar para la dinámica de la sociedad actual y haremos algunos aportes que, según nuestro parecer, deben ser tenidos en cuenta al momento de repensar la actualización curricular.
A pesar de la dinámica del cambio social, la inercia del sistema educativo hacia propuestas de actualización muestra un desfase entre el conocimiento y las competencias adquiridos por vía del proceso de escolarización y aquellas socialmente apropiadas, es decir, necesarias para que un niño que atraviesa por el sistema educativo pueda convertirse en un adulto capaz de comprender el mundo, desempeñarse inteligentemente y contribuir a transformarlo para bien de todos.
Desde el punto de vista cultural, a diferencia del resto de los seres vivos, establecemos relaciones interpersonales medidas en gran medida por productos que son de origen artificial. En nuestra cotidianidad está presente la obra más definitoriamente humana: el producto de la técnica. Estas innovaciones, creadas por el ingenio de nuestra especie, se remontan a nuestros propios orígenes por la necesidad de hallar soluciones a problemas de diferente complejidad, transformando el entorno de modo irreversible, con la intencionalidad de sobrellevar una vida más confortable y segura.
Los hechos cotidianos dan cuenta que la transformación según nuestros deseos ha sido el origen de numerosos beneficios que nos han otorgado un bienestar en muchos aspectos, así como también ha sido causa de una sobreexplotación del ambiente natural que ha llevado a priorizar el beneficio económico por sobre el cuidado de la naturaleza.
Entonces se puede caer en la necedad de renegar de la tecnología y pensar que hay que dar vueltas atrás adoptando una conducta tecnofóbica. Tampoco se puede asumir la vía de la indiferencia ante esta realidad y pensar que el bienestar al que nos acerca la tecnología es infinito y que todo impacto negativo es sólo superficial y reversible por sí mismo.
Si la sociedad, la cultura y la técnica se transforman recíprocamente, ¿dónde encontramos una propuesta que forme para participar responsablemente en un mundo tecnificado y conocer el cómo y para qué de los productos de la creación humana?
Durante la escolarización primaria se establecen espacios curriculares de lengua y matemáticas como disciplinas instrumentales que brindan los saberes necesarios para abordar otros campos más específicos, como son las ciencias sociales y las ciencias naturales.
Además, un niño aprende acerca de los procesos de transformación social desde una perspectiva histórica, así como también los aspectos geográficos. Junto a esto aborda la comprensión de las ciencias fácticas a través de los seres vivos y el mundo físico. El ambiente social y el ambiente natural forman parte de la educación de los niños durante largos años. La pregunta que debemos hacernos de manera inquisidora es ¿qué ocurre con el conocimiento del mundo artificial? ¿Acaso los niños no interactúan con los productos de la innovación tecnológica? ¿Resulta concebible pensar que tales desarrollos no modifican sus vidas?
Si los productos y procesos vinculados con el desarrollo tecnológico son tan omnipresentes en la cotidianidad de las personas; si los efectos derivados de la producción conllevan una impronta de tamaña actualidad por el uso y abuso desmedido de los recursos naturales; si la sociedad necesita y depende para su subsistencia de los productos de la innovación tecnológica; ¿dónde se abordan estas problemáticas de manera global?
La verdadera articulación entre el conocimiento del mundo social y el natural se halla presente en la comprensión del mundo artificial, su razón de ser, su estructura, su lógica, su historia, sus impactos. Este es el objeto de estudio de la educación tecnológica y sin él se parcializa el currículum, corriendo la lente hacia una realidad que deja de lado el aspecto más significativo humano, el de poseer una cultura tecnológica.
Para el imaginario social la tecnología es algo asociado a productos muy refinados, complejos y novedosos como computadoras, pero piense en todo aquello no natural que lo rodea y verá que el mundo está atiborrado de objetos que son más simples. La tecnología es una actividad social que busca soluciones a problemas que pueden responder a necesidades e intenciones muy diferentes (ideológicas, políticas, económicas, populares) y aplicables en contextos sociales determinados. Las respuestas a estos problemas se obtienen mediante un proceso creativo denominado diseño, que caracteriza la lógica del tecnólogo, y un posterior proceso de producción que las efectiviza. De este diseño surgen soluciones concretas que no existían en el mundo natural, son creaciones puramente humanas y amplían el mundo artificial existente.
Desde el nacimiento, los niños conviven con los productos de la tecnología y a partir de ahí su tránsito por la vida se desarrollará en permanente y progresiva interacción con personas y con objetos y de esta manera van construyendo su desarrollo cognitivo, social y afectivo.
Si nos preguntan qué niños/as queremos, nuestra respuesta es: sensibles y comprometidos con lo que pasa a su alrededor y a los otros, creativos, usuarios reflexivos más que consumidores acríticos, capaces de comprender los procesos y productos de la tecnología, implicarse en los problemas que ella genera y colaborar en la búsqueda de soluciones. Para todo ello, es indispensable abrir las puertas del aula de par en par a la educación tecnológica.
Es necesario reconocer que la estructura curricular debe responder a los cambios que se han gestado a partir de las relaciones entre la tecnología y la sociedad; si no fuera así, tememos que la verdadera reconciliación entre sociedad, educación y escuela no ocurrirá.
ALEJANDRO D. TOSO (*) – MARCELO D. PALAVECINO (**)
Especial para «Río Negro»
(*) Es profesor y capacitador de Educación Tecnológica en Río Negro y Chubut. E-mail: a_toso@elbolson.com
(**) Es profesor y capacitador de Educación Tecnológica en Río Negro y docente de la UNC. E-mail: mpalavecino@msn.com
A partir del marco propuesto por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, orientado al debate sobre la nueva Ley Nacional de Educación, se ha evidenciado una multiplicidad de problemáticas que deberán ser afrontadas, según su urgencia, a corto y mediano plazo para saldar la deuda del acceso a una educación equitativa y de calidad para todos.
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