EE. UU. o Unión Europea

Entonces, entre esta disyuntiva circulan los discursos oficiales: o hay que aliarse con los EE.UU. y el ALCA, o con la cada vez más poderosa UE. Los argumentos que dan unos y otros tienen visos de razón. Los «europeístas» –que tienen mucho peso entre los diplomáticos de carrera- señalan que Europa ha demostrado un interés comercial más significativo que los Estados Unidos, que se ha preocupado sobre todo en influir en el sector político. «Quienes vinieron a invertir en las privatizaciones fueron los españoles, los italianos y los franceses. Hoy día, el país con mayor inversión en la Argentina es España», señala un embajador. Es cierto: las empresas norteamericanas prácticamente no han participado en la primera etapa de las privatizaciones.

Los que promueven la alineación con los Estados Unidos sostienen que los tiempos están cambiando. Y que ahora son los norteamericanos los más interesados en comerciar. Las nuevas frutillas del postre argentino son la próxima desregulación telefónica y la inversión turística. La embajada americana prometió inversiones por 5.000 millones de dólares en la telefonía, si se cumplen las pautas de la apertura.

Otro argumento de los «alineados» es que la alianza con Europa no con lo más poderoso de la UE, concentrado en el eje París-Berlín. «España, el principal inversor, es de segunda línea en la Unión, con escasa capacidad para tomar decisiones», señala Di Tella.

Mercosur o ALCA

Una eventual alianza con Europa conlleva otro ingrediente: sólo es posible mediante el fortalecimiento del Mercosur. A Europa sólo podría interesarle un intercambio comercial a gran escala siempre. Es decir, la alianza con la UE debe contar con el visto bueno de Brasil.

Pero los europeos parecen estar más interesados en terminar de integrar a los países de Europa del este que en aliarse con Latinoamérica. Javier Solanas – representante de la UE- reconoció recientemente en Buenos Aires que «Europa no está haciendo esfuerzos por mirar fuera de sus fronteras. Corremos el riesgo de quedar aislados».

Sin embargo, en el horizonte se vislumbra una disyuntiva todavía mayor: ¿pueden subsistir juntos el Mercosur y el ALCA?

La integración con Brasil parece haber cobrado nuevo impulso. Recientemente, Brasilia aceptó discutir los aranceles externos. Y El acuerdo bilateral sobre el régimen automotor tuvo un resultado: Peugueot anunció una inversión en el país por 500 millones de dólares.

Pero Washington ya inició una potente ofensiva: no quieren que el Mercosur se transforme en un polo comercial sudamericano que no los tenga como protagonistas. Y pretende extender el ALCA a todo el continente con ellos como «jefes» indiscutidos. Por delante hay dos fechas primordiales. La integración definitiva del Mercosur debería concluir en el 2003. EE.UU. Le acortó el plazo al ALCA: el 2005. Todo dependerá de lo que suceda entremedio.


Entonces, entre esta disyuntiva circulan los discursos oficiales: o hay que aliarse con los EE.UU. y el ALCA, o con la cada vez más poderosa UE. Los argumentos que dan unos y otros tienen visos de razón. Los "europeístas" –que tienen mucho peso entre los diplomáticos de carrera- señalan que Europa ha demostrado un interés comercial más significativo que los Estados Unidos, que se ha preocupado sobre todo en influir en el sector político. "Quienes vinieron a invertir en las privatizaciones fueron los españoles, los italianos y los franceses. Hoy día, el país con mayor inversión en la Argentina es España", señala un embajador. Es cierto: las empresas norteamericanas prácticamente no han participado en la primera etapa de las privatizaciones.

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