Ecología es economía; aislar casas también

Un vecino de Plottier, amante de la arquitectura práctica, cuenta su experiencia al aislar su vivienda.

TEXTO Andrés Ifversen

desde Plottier

Amidosmilsiete@yahoo.com.ar

Hoy puedo contarles una experiencia personal relacionada con el manejo práctico y realista de un tema tan importante como la ecología (de bolsillo). Sin abordar el tema desde la retórica sino con hechos concretos. También puedo decir, sin temor a equivocarme, que el confort no necesariamente está reñido con el respeto por el medioambiente sino que es cuestión de buscarle la vuelta. Y de paso divertirse con el desafío intelectual que significa. Espero les sirva.

1° Etapa: La salamandra. Al principio tenía una casita de 50 m2, con una miserable aislación de 2 cm de “telgopor” en el cielorraso, calefaccionados con una “salamandra” hecha con un tambor de 200 litros. Mientras el fuego ardía la pasaba fenómeno, y si me acercaba mucho me sentía en el infierno…. Pero a la mañana siguiente, con una helada de 5°C bajo cero, amanecía con la casa gélida; hacia columnitas de vapor con el aliento al despertarme, y tenía que meter la ropa bajo las 3 frazadas para calentarla antes de ponérmela. En esa época no tenía termómetro interior, pero hacer vaporcito con el aliento significa, empíricamente, menos de 5°C sobre cero. Recuerdo que vivía cortando leña.

2° Etapa: La estufa rusa. Entonces un amigo me prestó el manual sobre la construcción de la famosa estufa rusa (www.inta.gov.ar/info/intainfo/doc /estufa.pdf). Construirla significó una fundamental mejora en el confort del ambiente interior, y bajé el consumo de leña a la mitad de lo que consumía la salamandra. Pero lo más importante es que, con 5°C bajo cero afuera, logré tener 11°C en el termómetro interior. Esa temperatura la tenía a la madrugada, después que la casa se había enfriado durante toda la noche, y con la estufa rusa “apagada”, a la que “sólo” le quedaba el calor residual del fuego de la noche anterior (lo cual es su mayor virtud). Mientras ardía el fuego obtenía una temperatura interior de 17°C a 18°C con dos (o tres) “prendidas” por día; salvo en la cocina, que era más calentita.

3° Etapa: La aislación. Por esas cosas de la vida, y una doble nacionalidad recién adquirida, a los 54 pude hacer un viaje a la patria de mi madre (Suiza). Para mantenerme allá trabajé en la construcción, como peón en una obra, donde se estaba refaccionando íntegramente un edificio del año 1700. En Suiza es obligatorio, como en el resto del norte de Europa, aislar las viviendas. Esto me permitió aprender de primera mano los rudimentos básicos de la aislación. Además tuve la suerte de vivir un tiempo en una casa bien aislada, sin rincones fríos ni ventanas empañadas; y otro tiempo en una vieja casa sin aislación, con rincones fríos, ventanas y azulejos que chorreaban agua, el baño fresco y un alto consumo de fueloil. Eso me permitió comprobar dramáticamente la diferencia, dando un vuelco total a mi cosmovisión.

De regreso a Plottier agregué a mi casa una nueva cocina, de construcción tradicional, pero con aberturas con marco de madera (tirantes pino 2”x4”), 2 puertas de placas OSB con núcleo de “telgopor” de 20 mm, 2 ventanas fijas al norte y 1 de abrir, las 3 con DVH (doble vidriado hermético), y el techo aislado con 17 cm de viruta de álamo. A la parte vieja le aislé las 2 paredes más expuestas al frío (sur y oeste) con “telgopor” de 50 mm (mejor serian 100 mm). El mismo será revestido con un revoque cementicio de unos 5 mm, reforzado con malla de fibra de vidrio de 5 mm, y terminado con una mano de “salpicare”. De todos modos el efecto aislante del “telgopor” ya lo tengo… Y disfruto mucho de él.

Hoy puedo decir que con la cocina que ayuda con una hornalla, y una sola “prendida” de mi estufa rusa encendida tipo 16 horas, y con el fuego ya apagado y solo con el calor residual, tengo a las 7 de la mañana del día siguiente 16,5°C a 17°C dentro de la casa, con una helada de 5°C bajo cero!! ( a las 7 del 23/5/11). Durante el día llega a 20°C – 21 °C. Además la casa estará más fresca en verano (ahorro de aire acondicionado) y aislada del ruido exterior.

La técnica es muy simple: consiste en aislar con diferentes espesores según la temperatura interior a lograr y la capacidad aislante del material a utilizar; evitar la humedad en las paredes y el material aislante con barreras de vapor (depende de si aislamos por fuera o por dentro, y del material); tener el techo en condiciones, aislar el cielorraso con un buen espesor, “burletear” todas las aberturas evitando los “chifletes”, y de ser posible colocar vidrios dobles y pisos aislados (madera, etc.); y practicar la ventilación cruzada, lo cual significa abrir una ventana en cada lado de la habitación o casa y generar una corriente que rápidamente cambie el aire viciado, no más de 5 minutos sino se enfría la estructura.

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