El ADN hallado en Micaela Bravo no era del exmarido

Las muestras de ADN que se extrajeron del cadáver de Micaela Bravo no coinciden con el perfil genético de su exmarido, Patricio Vargas. Tampoco pertenecen al padre de Vargas ni a su hermano, según las conclusiones del estudio comparativo que se hizo en el laboratorio de genética forense de esta ciudad.

Así lo informaron ayer fuentes judiciales. Explicaron además que el estudio de ADN no constató la presencia de perfil genético de Juan Carlos Colipi, que era novio de Micaela. El juez de la causa Ricardo Calcagno ya fue notificado de los resultados de los estudios genéticos que se hicieron.

Los peritos hallaron rastros de material genético en el cuerpo de la víctima, que no corresponden a la joven asesinada. Esos rastros fueron comparados con los perfiles genéticos de los cuatro sujetos y los resultados fueron negativos. También confrontaron esas muestras con los rastros que se habían levantado cuando allanaron la iglesia evangélica, que lidera el padre de Vargas. El templo está ubicado en el barrio 2 de Abril. Los análisis de ADN eran una prueba relevante para la investigación en marcha para tratar de identificar al autor o los autores del crimen.

Micaela tenía 28 años y era madre de tres niños con Vargas. La relación se rompió meses atrás después de más de diez años de convivencia. Los jóvenes se habían conocido en la iglesia evangélica a cargo de Vargas.

La joven se mudó con sus hijos a la casa de su madre, en el barrio 2 de Abril. Y comenzó una relación con Colipi, de 20 años.

El 23 de marzo pasado, Micaela salió de la casa a dejar a una sobrina al jardín de infantes del barrio. Nunca regresó. Su cadáver apareció el 6 de abril en un descampado, en cercanías del barrio. Allí, comenzó la investigación del homicidio de Micaela que hasta el momento no tiene imputados.

Joven madre