El ajuste según Fidel

Por Eduardo Basz

A principios de los «90 Fidel tuvo miedo. Pero estaba convencido («persuadido», dirían algunos) que la vieja guardia acabaría con las divagaciones de Gorbachov. Estas ilusiones fueron destruidas con el intento del golpe del «91 y la época de Yeltsin. Entonces, «El Caballo» decidió hacer lo que mejor le sale en situaciones extrema: huir hacia delante. Para tener una idea de su estado personal basta recordar la cantidad de discursos en los que mencionaba la muerte, tanto la suya como la de cada miembro de la nomenklatura cubana. Se la habían disparado los síntomas de la paranoia. Estaba enfermo (físicamente, claro). Y debió hacer un tratamiento para recuperarse de la hemiplejia.Lanzó una de sus consignas típicas: «resistir, resistir, resistir»..

Era la época en que fue iniciado el así llamado «período especial». Esto es: un ajuste, con todos los rigores que recomiendan los tecnócratas del Fondo Monetario, sólo que esta vez fue concebido y ejecutado por el Buró Político. ¿Medidas principales? : drástica disminución del gasto público, devaluación real de la moneda, aumento de impuestos, equilibrio fiscal, recorte de los gastos sociales.

Los costos sociales no fueron muy diferentes a los del resto de una América Latina «neoliberal». Esto es: cayó la capacidad de consumo un 50 por ciento, también aumentaron la delincuencia y el comercio ilícito. (La prostitución se generalizó) Para paliar la hambruna fueron soportados los mercados de campesinos, el cuentapropismo y otras actividades mercantiles más antiguas que el capitalismo. Incluso las Fuerzas Armadas Revolucionarias fueron reducidas y se reconvirtieron en un hólding que administra hoteles, restaurantes y establecimientos agropecuarios.

La necesidad tiene cara de hereje: Fidel autorizó los joint-ventures. Capitalistas extranjeros fueron convocados a asociarse con «la revolución», que ofrece una mano de obra difícil de conseguir en otras latitudes: educada, dócil, sin derechos sindicales, políticamente controlada y que resignaba el 95% de su salario.

La situación parece haber cambiado, tal vez no en términos objetivos sino subjetivos. Fidel considera que ya pasó el temporal. Los tecnócratas del régimen dicen: la economía se estabilizó. En realidad quieren decir que la sociedad se acostumbró a vivir en condiciones miserables. Ahora, el país es más pobre que en la década del «80. Sin embargo, la percepción social es que «pasó lo peor». Sin embargo, muchos cubanos (tanto de las clases subalternas, como los hijos de la nomenklatura) tienen un solo interés: irse. Los más desesperados huyen en botes, otros con una beca en Europa occidental o, incluso, mediante el tráfico de influencias o de obras de arte. Una época está terminando. Comenzó el naufragio.


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