El alto porcentaje en blanco marca el disgusto de los electores
A nivel provincial se registró la proporción más alta desde 1995, pero en la capital fue todavía mayor
NEUQUÉN- Después de los comicios que decidieron la reelección de Carlos Menem en mayo de 1995, el domingo pasado fue la jornada electoral en que se registró el mayor porcentaje de votos en blanco desde la restauración de la democracia en 1983. Sin embargo, el 9,7 por ciento de entonces representaba algo más de 20 mil electores en la provincia y esta vez, solamente en la capital provincial, hubo 15.033 votos en blanco de gente que no quiso optar por la oferta de intendentes: ni Horacio Quiroga, ni Luis Manganaro ni Rubén Roussillón, ni José Martínez.
Esa elevada proporción, la mayor en los dieciséis años de continuidad institucional, permite observar que «en la ciudad de Neuquén, por los conflictos que existen, la insatisfacción de los electores se expresa más que en el resto de la provincia», dijo el sociólogo Harmut Hensel, de la consultora Demoskopía, que elaboró la encuesta publicada en este diario la semana pasada.
De esta proporción es necesario descartar «la existencia de restos de indecisos, porque la gente que vota así, lo hace porque no encuentra referente» en ninguna de las opciones.
Además, «normalmente la protesta del electorado se canaliza por el voto en blanco», y por ese motivo la decisión de omitirlo a la hora del cálculo general resulta, al menos «una especie de manejo» de la dirigencia política «para esconder formas de protesta durante el acto eleccionario».
Según el experto, estos votos «deberían reflejarse en los resultados finales» porque para la dirigencia «resulta mucho más cómodo olvidar que los votos en blanco» son una suerte de expresión de disgusto con respecto a su propuesta o gestión.
En coincidencia con Hensel, el actual diputado Gustavo Vaca Narvaja dijo que en la provincia, pero aún más en la capital provincial, «es la gente del MPN que no está ni con uno ni con otro de los candidatos», y optó por no votarlos.
El legislador, a despecho de los análisis del gobernador electo, Jorge Sobisch, afirmó que hubo una fuga de votos de la ortodoxia partidaria que benefició en mayor medida a la Alianza de radicales y frepasistas y, en algunos casos, alimentó la negativa expresada por el votoblanquismo.
Vaca Narvaja dijo que la polarización fundamental se dio en la ciudad capital, porque el justicialismo «tuvo un desempeño mucho mejor» en el interior de la provincia. Además, consideró que se trata también del escepticismo de muchos jóvenes que expresan su disgusto ante dirigentes «que no se sabe qué están ofreciendo». La encuesta de Demoskopía establecía un 21 por ciento de indecisos en la elección para gobernador y vice, el 41 por ciento para el MPN mientras que el 29 por ciento era para la Alianza y el restante 9 por ciento para el justicialismo.
Esa franja se repartió entre Massei y Miralles, que aumentaron su participación con relación al sondeo. El MPN quedó en un 44 por ciento, muy cerca de lo anunciado, pero los aliancistas y Miralles repuntaron casi cinco puntos y medio. En el ámbito provincial, ese porcentaje de votos en blanco inferior a cinco puntos fue de unos diez mil ciudadanos, aunque son casi 15 mil si se tienen en cuenta los nulos, recurridos e impugnados.
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