El analfabetismo geográfico de EE. UU.

Por Andrés Oppenheimer

Lo único bueno de las guerras -dice un viejo chiste- es que ayudan a que los estadounidenses aprendan algo de geografía.

Bueno, quizás ni siquiera sirven para eso. Según un nuevo estudio de la National Geographic Society, los ataques terroristas del 11 de setiembre del 2001 y la invasión militar de Afganistán no hicieron mucho para mejorar el conocimiento geográfico de los norteamericanos.

Consideren los resultados de la nueva encuesta de la National Geographic Society-Roper, que recientemente encuestó a jóvenes de entre 18 y 24 años de Estados Unidos y varios otros países:

Un 11% de los jóvenes norteamericanos ni siquiera pudo localizar a Estados Unidos en el mapa.

A pesar de las noticias diarias de la guerra en el Medio Oriente y Asia, sólo un 13% pudo encontrar a Irak o Irán, sólo un 14% localizó a Israel y sólo un 17% ubicó a Afganistán en el mapa.

Un total de 58% de los jóvenes encuestados no pudo ubicar al Japón, un 65 no encontró a Francia y un 69% no supo señalar la ubicación de Gran Bretaña.

Para sorpresa de los encuestadores, los resultados no variaron mucho de una encuesta similar realizada hace 14 años. Y, comparados con otros países, los resultados demostraron que hay un mayor conocimiento de geografía entre los jóvenes de Suecia, Alemania, Italia, Francia, Japón, Canadá e Inglaterra.

Estados Unidos salió penúltimo en la lista. El único país que quedó detrás de Estados Unidos en la tabla de ignorancia geográfica fue México, el único país latinoamericano incluido en la encuesta.

El analfabetismo geográfico de los norteamericanos es perjudicial desde muchos puntos de vista. Cuanto menos uno sabe sobre otros países, tanto más difícil es comprenderlos, y evitar las confrontaciones.

Asimismo, no se puede descartar que un mayor conocimiento del resto del mundo resulte en un menor apoyo al unilateralismo, y en una mayor adhesión a políticas multilaterales, consensuadas con otros países.

«Estados Unidos no está educando a sus jóvenes sobre cómo relacionarse con el resto del mundo»», dice Robert Pastor, profesor de Relaciones Internacionales de la American University en Washington DC. «Si nuestros jóvenes nunca aprendieron dónde está la Argentina en el mapa, nuestros ciudadanos difícilmente se interesarán sobre cómo los problemas de la Argentina pueden afectar a Estados Unidos»».

¿Por qué saben tan poco de geografía los norteamericanos? Los principales motivos son la falta de una buena educación en geografía e idiomas, y un contacto menor con el resto del mundo que, por ejemplo, los europeos. Sólo un 21% de los jóvenes norteamericanos encuestados viajó al exterior en los últimos tres años, comparado con el 92% de los suecos, y el 31% de los japoneses, según la encuesta.

Quizás el dato más interesante del estudio es que el auge de la Internet no ha ayudado a aumentar el conocimiento geográfico de los jóvenes. Sólo el 11% de los jóvenes norteamericanos dijo que se enteran de las noticias por Internet.

La gran mayoría, obviamente, entra «en línea»» para buscar música, chats o pornografía; cualquier cosa, menos noticias internacionales.

«La gente que tiene curiosidad tiene acceso a mucha más información, mucho más barata y fácil de acceder»», dice Moisés Naim, editor de la influyente revista Foreign Policy en Washington DC. «Pero, obviamente, la revolución de las comunicaciones no ha tocado al resto de la gente»».

Es cierto que nada de esto es nuevo. Los norteamericanos, a pesar de ser uno de los pueblos con mayor diversidad étnica del mundo, nunca descollaron en materia de conocimientos de política exterior. Recuerdo una vez, en Nueva York , cuando alguien en un pequeño gentío que se había formado en la calle para observar una caravana de limusinas que estaba ingresando en el edificio de Naciones Unidas me dijo: «Parece que es el rey de Ecuador»».

Roberto Teixeira da Costa, un líder del sector privado brasileño que viajó a Washington DC para una conferencia la semana pasada, dice que el taxista que lo llevó al aeropuerto al final de su visita, al enterarse de que iba al Brasil, le dijo: «¡Ah, ustedes acaban de elegir un nuevo presidente…. Pelé!»» El taxista, obviamente, se refería a Lula.

¿Hay esperanza? Barbara Chow, directora de educación de la National Geographic Society, piensa que sí: el porcentaje de jóvenes norteamericanos que dijeron haber tomado cursos de geografía en la encuesta aumentó en un 25% desde 1988. Y estos últimos contestaron mucho mejor que el resto las preguntas de la encuesta, afirmó.

Eso es una buena noticia. Pero, quizás, la próxima vez que Naciones Unidas haga una cumbre sobre la educación, deberían reservar algunos fondos para la enseñanza de los jóvenes norteamericanos. Las guerras, por lo visto, no están logrando enseñarles geografía.


Lo único bueno de las guerras -dice un viejo chiste- es que ayudan a que los estadounidenses aprendan algo de geografía.

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