El asfalto de la 23 aún no trae el desarrollo esperado

Los pobladores de la Región Sur rionegrina coinciden en que hay un cambio pero reclaman mayor presencia del Estado para potenciar las virtudes de la zona.

El pavimento de la ruta Nacional 23 avanza sin pausa. La obra, cuya ejecución comenzó hace veinte años, estará terminada en el 2019, según estimaciones de Vialidad Nacional. Poder transitar los 605 kilómetros uniendo a través del asfalto la costa atlántica con la cordillera es un sueño de varias generaciones que depositan en esta obra el desarrollo de una de las regiones más postergadas de Río Negro: la Región Sur.

El pavimento comenzó a construirse desde el este hacia el oeste, en 1997. Pero quedó paralizado un par de años después, al llegar a Valcheta. En el 2004 se retomó la obra y la decisión fue licitar tramos cortos para que varias empresas trabajen en simultáneo. El objetivo era poder avanzar con mayor celeridad. Actualmente restan construir un poco más de 200 kilómetros de asfalto para concluir esta obra que le está cambiando a la vida a los pobladores de la Región Sur rionegrina.

En los distintos pueblos, los vecinos coinciden en un cambio a partir del asfalto, pero también admiten que “todavía no son los esperados” y reclaman una mayor presencia y acompañamiento del Estado para poder usufructuar los primeros 375 kilómetros de pavimento por los que se puede transitar e incentivar el desarrollo de la zona.

Miguel Maldonado es el propietario de la única estación de expendio de combustible de Los Menucos. Admite que si bien los avances se están viendo con una mayor afluencia de tránsito, podrían ser mayores. “Tenemos casi la mitad de la principal ruta que atraviesa la provincia de oeste a este con asfalto. Es la ruta más corta y más tranquila para unir la cordillera con el mar o viceversa, pero en la época en que más se transita por el turismo, nos encontramos con que los tramos de tierra no tiene el mantenimiento adecuado. Entonces, la gente que se anima a ir desde Las Grutas a Bariloche se encuentra con ese panorama y no pasa más”, aseguró.

El hombre agregó que la gente “te lo hace saber cuándo para a cargar nafta. Por eso esperemos que se termine pronto el asfalto y que mientras ello ocurra, se pueda transitar con normalidad por los tramos que aun no se pavimentaron”, detalló con la esperanza puesta en un mejor desarrollo.

Esquivar la Ruta 22

El hombre destacó una mayor afluencia de vehículos entre Los Menucos y Las Grutas, debido al impacto que ha tenido la pavimentación de los 62 kilómetros de la Ruta Provincial 8 que une La Esperanza con esta localidad. En época estival, numerosos turistas de El Valle se dirigen a Las Grutas por la Región Sur, esquivando la Ruta Nacional 22, aunque tengan que recorrer unos 80 kilómetros más.

“Cuando llegó el asfalto de la 23 a Los Menucos no se notó tanto el crecimiento del tránsito. Si cuando se asfaltó la 8. La gente viaja más tranquila desde el Valle hasta la Costa Atlántica por nuestra zona. Por eso no tengo dudas que el impacto fuerte lo vamos a sentir cuando se complete el asfalto de la 23”, agregó.

Los distintos pueblos experimentan con agrado el avance del pavimento. En algunos casos los atraviesa y en otros los esquiva. Con cada metro de asfalto que se construye, las expectativas se incrementan. Pero parecen ser mayores los intereses del exterior que desde adentro de la región.

El común de la gente de la zona no advierte en la dirigencia acciones concretas que permitan, a corto plazo, “llenar de contenido” a esta obra transcendental para la región más amplia de la provincia, de menor densidad poblacional y menos desarrollada. Son muy pocas hasta ahora, las acciones que se llevan adelante desde los distintos municipios para “acompañar” el avance del asfalto y prepararse para lo que vendrá cuando se completen los 605 kilómetros de ruta.

Otras preocupaciones

La obra de pavimentación de la Ruta 23, que vincula la cordillera con el mar, abre una oportunidad de desarrollo regional, de eso nadie tiene dudas. Pero nada de lo que ocurra será producto de la casualidad, ni sucederá mágicamente. Será consecuencia de lo que las localidades de la región y de lo que los dirigente de manera conjunta y articulada se propongan llevar adelante.

Estos puntos generan cierto escepticismo entre los pobladores de la zona que reclaman mayor presencia del Estado en el desarrollo de la región.

Es el caso de Marcel Veggia, que tiene un emprendimiento turístico. El hombre resaltó la riqueza de la zona y sus bellezas naturales y si bien reconoció que el asfalto mejoró la llegada de turistas admitió que falta promoción.

Un jacobaccino, Jorge Rastellini, tiene otra preocupación y es la falta de cuidado de los tramos actualmente asfaltados. En diálogo con “Río Negro” aseguró que desde hace años se habla de la necesidad de instalar balanzas para controlar el peso de los camiones que circulan por la ruta. Aseguró que nada de esto aún ocurre y que teme que cuando finalmente se tome la decisión el asfalto ya esté deteriorado.

La pavimentación

“De acuerdo a lo que uno puede percibir hoy de la dirigencia de la región, el asfalto solo nos va a servir para acortar distancias”,

señaló Jorge Rastellini, quien es chofer de camiones.

El pavimento de la Ruta Nacional 23 comenzó a construirse en 1997. Poco después quedó paralizado y se retomó en 2004.

El control necesario de los camiones de carga

Con una producción ovina en recuperación, proceso que demandará varios años, con una actividad minera que no aún no logra el despegue ansiado y con el mayor ingreso provocado por la administración pública, muchos pobladores se muestran escépticos. “De acuerdo a lo que uno puede percibir hoy de la dirigencia de la región… de los políticos, si no cambian, el asfalto solo nos va a servir para acortar distancias y para que nuestros vehículos no se dañen como ocurre con la tierra”, señala Jorge Rastellini (61), un jacobaccino que proviene de una familia de camioneros y que se desempeña como chofer. El hombre admite con preocupación que desde hace un largo tiempo se viene hablando de la posibilidad de desarrollo que generará el asfalto de la Ruta 23, del Corredor Bioceánico, pero no ve acciones concretas.

“Hoy solo escuchamos hablar del desarrollo pero no hay nada concreto que se esté haciendo. Ni siquiera estamos pensando en cuidar el asfalto. Un ejemplo claro son los controles a la carga. Prácticamente desde que se empezó a construir el asfalto se viene hablando de la instalación de balanzas. El tema lo instaló (el senador Miguel Ángel) Pichetto cuando fue candidato a gobernador por primera vez. Después lo replicaron algunos intendentes. Pasan los años y siguen saliendo desde Jacobacci con diatomea y caolín y desde Los Menucos con pórfido y piedra laja los camiones con exceso de kilos. Cuando se decidan a poner las balanzas van a tener que hacer de nuevo el asfalto”, sentenció.

“Todavía nos ven con cara de oveja y ruta de tierra”

El asfalto acorta distancias y genera nuevas oportunidad. Pero también se necesita acompañar esta nueva posibilidad que se les presenta a los emprendedores de la Región Sur con acciones concretas y con una mayor promoción de la riquezas que tiene la zona.

Así lo entiende Marcelo Veggia, quien desde hace unos años lleva adelante Tunquelén, un emprendimiento turístico familiar ubicado en El Bajo de Ramos Mexía.

Precisamente a esta localidad el asfalto de la ruta 23 llegó en el 2007. “El pavimento nos favoreció y se incrementó la oferta. Pero todavía nos ven con cara de oveja y ruta de tierra”, admite.

P- ¿Por que creés que pasa esto?, preguntó “Río Negro”.

R- La Región Sur tiene una riqueza turística muy importante, pero nos falta promoción. Necesitamos que la gente que vive en otro lugar del país se entere que existimos, que tenemos lugares magníficos a los que se puede llegar, al menos hoy hasta Maquinchao, por asfalto.

P- ¿Su emprendimiento ha crecido con la llegada del pavimento?.

R- Claro que sí. De todos modos creo que nos falta mucho. La demanda va creciendo muy de a poco. Sobre todo de la gente del valle. Nos promocionamos por Internet y después mucha gente viene por lo que le han contado quienes nos han visitado a nosotros y a otros emprendimiento de la región. Pero muchos todavía creen que tiene que recorrer una ruta de tierra.

P- ¿Que necesita la zona para mejorar en este aspecto?

R- Más cartelería a lo largo de toda la ruta 23….. en los lugares turísticos por excelencia que tenemos en la provincia. Mayor apoyo del Estado para poder promocionar lo que tenemos en la zona y que la gente sepa que puede llegar a nuestra zona por asfalto.

P- ¿Cuáles son sus expectativas?

R- No tengo dudas que cuando la Ruta 23 este completamente asfaltada, el impacto va a ser mayor. No solo para el turismo, sino para toda la actividad y la vida de los pobladores que viven en la Región Sur.

Es la ruta más corta y más tranquila para unir la cordillera con el mar pero en la época en que más se transita por el turismo, los tramos de tierra no tiene el mantenimiento adecuado”.

Miguel Maldonado, propietario de la única estación de servicios en Los Menucos.

Datos

605
kilómetros hay entre la costa atlántica rionegrina y la cordillera, a través de la Ruta Nacional 23.
375
kilómetros ya están asfaltados. Los poco más de 200 que restan estarán terminados en 2019, según Vialidad Nacional.
“De acuerdo a lo que uno puede percibir hoy de la dirigencia de la región, el asfalto solo nos va a servir para acortar distancias”,
El pavimento de la Ruta Nacional 23 comenzó a construirse en 1997. Poco después quedó paralizado y se retomó en 2004.

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Río Negro

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