El aumento del proteccionismo afecta el libre comercio

Por Jean Louis Santini

La multiplicación de las medidas proteccionistas de Estados Unidos, motivadas sobre todo por cálculos electorales antes de las legislativas de noviembre próximo, implica un fuerte golpe al movimiento de liberalización del comercio mundial. «George W. Bush decidió, evidentemente, anteponer los objetivos electorales del Partido Republicano a la salud de la economía estadounidense», comentó Jeff Schott, un economista del Instituto para la Economía Internacional, una entidad privada de investigación.

El presidente republicano cedió a la presión de los siderúrgicos, al imponer un alza provisoria de hasta un 30% de los derechos aduaneros sobre las importaciones de acero provenientes de numerosos países, entre los cuales hay Estados de la Unión Europea, además de Rusia, Japón y Brasil.

Poco después, fue el turno de la madera para la construcción canadiense, al aumentar en un 27% los aranceles sobre este rubro, acusado de beneficiarse de subvenciones públicas y de competir deslealmente con los aserraderos estadounidenses.

Pero aún más serio, según Jeff Schott, es el aumento de casi un 80% de las ayudas federales a la producción y exportación de productos agrícolas contenida en la última ley agrícola (Farm Bill), que contradice los compromisos de Washington en el ciclo de Doha (Qatar), lanzado en noviembre del 2001. El principal objetivo de Doha, tras la insistencia de Estados Unidos, es la liberalización del comercio de la agricultura, de manera de dar a los productos agrícolas de los países pobres un mayor acceso a los mercados de las naciones ricas. A cambio, éstos abrirían más sus mercados a los servicios y bienes del mundo industrializado.

Para Schott, la ley agrícola estadounidense tiene consecuencias mucho más nefastas sobre los esfuerzos de liberalización comercial mundial que las medidas sobre el acero. Esta legislación va a «desalentar a los europeos a reducir el nivel de sus enormes apoyos a la agricultura y por lo tanto a reformar su política agrícola común», tan criticada por Washington, explicó. «Esta ley muestra a Estados Unidos como hipócrita, luego de haber conducido el movimiento de liberalización del comercio agrícola», comentó Robert Litan, un economista de Brookings Institutions. «El ciclo de Doha está congelado y el impulso para liberalizar el comercio recayó», continuó. Está claro que las «presiones electorales complican fuertemente la tarea del principal negociador estadounidense para el comercio, Robert Zoellick, de obtener la apertura de los mercados en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC) o de negociaciones regionales», estimó Litan.

Las presiones proteccionistas deberían disminuir tras las elecciones y gracias a la recuperación de la economía estadounidense, cree no obstante Jeff Schott.

Las decisiones sobre el acero y la ley agrícola eran cruciales para los republicanos en la dura batalla de las legislativas, donde Bush se juega la posibilidad de recuperar la mayoría en el Senado y preservar el control de la Cámara de Representantes. Estas elecciones -renovación de la totalidad de la Cámara de Representantes y de un tercio del Senado- podrían definirse en algunos estados clave, como Virginia Occidental y Pensylvania, donde se encuentran varios aserraderos, así como en los estados agrícolas del centro-oeste.

La única esperanza para el libre comercio es el voto de parte del Congreso de la autoridad presidencial para negociar acuerdos comerciales (TPA, ex fast-track), según estos economistas. «Si Bush puede obtener esta autoridad, dispondrá entonces de medios para retomar la iniciativa y dar aliento a los esfuerzos de liberalización», estimó Schott.

Pero el Senado adoptó el martes una enmienda proteccionista al texto de la TPA, que brinda a los legisladores la posibilidad de modificar nuevos acuerdos comerciales alcanzados por el presidente si considera que debilitan los mecanismos antidumping existentes.

Esta posibilidad limitaría considerablemente la capacidad de Estados Unidos de negociar eficazmente acuerdos de comercio como por ejemplo el del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), previsto para el 2005, según el gobierno federal. (AFP)


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