El bikini brasileño combina calidad y osadía para conquistar el mundo

Además del fútbol, la moda que desfila por las arenas brasileñas capta la atención mundial por sus colores, estampas, materia prima de calidad y caída perfecta.

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Aunque los bikinis seducen de manera creciente al cliente internacional, éste sigue hallando la parte que cubre las nalgas demasiado pequeña.

“Existen alteraciones en el modelo para atender el mercado extranjero, que aún encuentra al bikini brasileño pequeño”, explica Thomaz Azulay, director creativo de Blue Man, una de las marcas de moda de playa que desfilan hasta este viernes en el Fashion Rio, la pasarela de la moda carioca.

La edición de verano 2014 del evento mostró bikinis y trajes de baño enteros para todos los gustos, del mini al maxi, y piezas que pueden ser vestidas de día o de noche.

“El bañador ganó aires más sofisticados y puede ser utilizado fuera de la playa, como body”, sugiere Azulay.

Esta es una de las características de la marca de lujo Lenny, que presentó piezas elegantes, con formas minimalistas y un corte menos atrevido.

La marca de Azulay no ahorró estampas, combinando flores, pájaros y paisajes típicamente brasileños con adornos barrocos y azulejos portugueses.

“Para esta estación, los tejidos más trabajados fueron el lycra, vinil, seda, tul y tubos de metal de diversos tamaños, bañados en oro y plata”, describió Maria Isabel Fioravanti, socia de la marca Triya, que apostó por estampas digitales con colores vibrantes y formas gráficas.

En un mercado competitivo, las marcas brasileñas buscan la innovación, tanto en estampas como en tejidos y metales, la diferencia para sobrevivir a la competencia.

“Lo que admiramos es la forma como la brasileña usa el bikini y el orgullo que tiene de su cuerpo. Creo que eso dio a los diseñadores inspiración para crear y desarrollar un concepto más interesante, lo cual para nosotros es bastante admirable”, elogió la editora de moda de la revista Harper’s Bazaar argentina, Simona Martínez.

Alejandra Montaner, dueña de la tienda española del mismo nombre, visitó el Fashion Rio por negocios por segunda vez, y citó la caída de las piezas y el colorido de las estampas como calidades que la hacen interesarse por la moda de playa brasileña.

Al margen de Fasion Rio, una nueva marca carioca, Casa Mosquito, también presentó esta semana en la favela de Cantagalo, en Copacabana, su colección de verano -bikinis y ‘sungas’ (slip masculino) incluidos- en seda, malla leve y lino, en una paleta de colores camaleón, con verdes, amarillos, rojos y grises. La colección fue diseñada por ModaFusion, una asociación franco-brasileña, y fabricada artesanalmente por costureras de una favela de la zona oeste.

Con el objetivo de aumentar las exportaciones y asentar la imagen de las marcas nacionales, la Asociación Brasileña de Estilistas (Abest) lanzó en 2012 el grupo Beach Brasil, un proyecto que apunta a la internacionalización de 24 marcas de moda de playa asociadas. Acciones de publicidad, investigaciones y participación en eventos y ferias de negocios hacen que las empresas del grupo ganen fuerza para competir en el mercado externo.

“Con la globalización, no podemos ser apenas una marca brasileña. Tenemos que ser una marca creada en Brasil y que habla con el mundo”, dijo Azulay, de Blue Man.

Para Triya, las exportaciones, de 5.000 piezas por año, representan 20% de la facturación. “Estamos con un showroom en Nueva York, un distribuidor en Japón, y participamos de ferias internacionales”, contó Fioravanti, de Triya.

El director de la Asociación Brasileña de la Industria Textil y de Confección (Abit), Fernando Pimentel, destaca las dificultades de Brasil para exportar.

“La empresa brasileña no enfrenta sólo los competidores internacionales. Enfrenta, por ejemplo, al Estado chino, con subsidios considerados ilegales o pasibles de cuestionamiento en la OMC. También existen cuestiones que nos conciernen sólo a nosotros, como (falta de) infraestructura, (y elevadas) burocracia y carga tributaria”, explicó.

La moda de playa brasileña representó en 2012 una facturación de 1.900 millones de dólares, según Abit. Las exportaciones generaron 10,4 millones de dólares. El principal mercado importador fue Estados Unidos, (USD 2,9 millones), seguido por Portugal (USD 2,1 millones) e Italia (USD 904.000).

¿Y por qué el bikini puede tener un precio elevado en relación a otros ítems del vestuario, cuando es mucho más pequeño?

“Es una pieza delicada, que pasa por varios procesos durante su fabricación. Además de eso, usamos estampas exclusivas y tejidos de la mejor calidad”, explicó la socia de Triya.

“El número de operaciones realizado en un bikini puede ser igual al de una pieza de seda. Y una marca de ‘beachwear’ tiene la misma estructura de una marca de prêt-a-porter”, concluyó el director de Blue Man.

AFP


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