El cambio climático y su incidencia en la producción

Por Andrea Rodríguez (INTA)

Qué está pasando con el tiempo es una de las preguntas más frecuentes de los últimos años. La respuesta probablemente sea la misma en todo el planeta: cambio climático.
¿Pero cómo se mide este fenómeno de manera fehaciente, que permita hacer una proyección del ahora y las tendencias a corto y largo plazo para la producción?
Para ello se realiza una caracterización del clima, que consiste en el análisis de los registros meteorológicos de al menos treinta años. Con esta información se pueden evaluar variables como la temperatura, la lluvia y el viento, entre otras. Cabe mencionar que a nivel productivo la fluctuación interanual de estas variables afecta hasta en un 80 por ciento la respuesta de los cultivos en términos de calidad y cantidad de producción.
El INTA cuenta con una red de estaciones agrometeorológicas en el Norte de la Patagonia, que permiten monitorear y registrar la variabilidad térmica y pluviométrica espacial y temporalmente. En el caso del Alto Valle y el Valle Medio de Río Negro se dispone de registros de hasta 45 años, recolectados en Contralmirante Guerrico y Luis Beltrán. Con esta información actualmente se estudian las tendencias, los cambios de temperatura y precipitaciones y se investiga la respuesta de los cultivos frutales a estas variables. También se desarrollan y difunden índices de rápida interpretación, como las horas de frío necesarias para la brotación de los frutales, la velocidad de crecimiento de los frutos, temperaturas críticas de daño por heladas y las alertas sanitarias asociadas a la respuesta de las principales plagas.
El acceso a esta información es público, y la importancia estratégica de estos datos reside en que al conocer el comportamiento de los cultivos junto con las tendencias o cambios en las temperaturas y precipitaciones, es posible visualizar posibles escenarios productivos frente a eminentes modificaciones en el clima regional.
Uno de los indicadores más claros de que el cambio climático está ocurriendo es la presencia de eventos extremos: sucesos poco comunes y de gran intensidad, cada vez más frecuentes. Ejemplos de ello en la región son el incremento en la cantidad de días con lluvias durante la primavera (que llegaron hasta a duplicarse en los últimos cuatro años), el aumento en la frecuencia de las tormentas de granizo y las olas de calor y frío.
Si nos preguntamos cuál es el riesgo de nuestro sistema productivo frente al cambio climático, debemos saber que depende de tres factores: amenaza, exposición y vulnerabilidad. La amenaza existe y estamos evaluando su magnitud a través del estudio de las condiciones meteorológicas. La exposición es inevitable en un cultivo intensivo a cielo abierto como la fruticultura. Sin embargo, la vulnerabilidad del sector productivo depende de la sensibilidad y capacidad adaptativa en términos de sostenibilidad económica y de la posibilidad de adquirir herramientas tecnológicas que ayuden a disminuir el impacto de la variabilidad climática. El grado de riesgo es heterogéneo, dependiendo de los diferentes estratos de productores.

Uno de los indicadores más claros de que el cambio climático está ocurriendo es la presencia de eventos extremos: sucesos poco comunes y de gran intensidad, cada vez más frecuentes.


Actualmente se trabaja en la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático. Dentro del primer concepto se abordan las causas del problema y el fortalecimiento de las líneas asociadas al uso de bioinsumos, manejo orgánico, agroecológico y tratamiento de efluentes con biofiltros forestales. En tanto, la adaptación se centra en la evaluación integrada y el desarrollo de tecnologías que minimizan los impactos adversos del cambio climático. La adaptación está ligada a la factibilidad en el cambio y la incorporación de infraestructura, nuevas tecnologías de producción, políticas públicas y capacidad de organización.

El cambio climático afecta el rendimiento y los costos. Por ello es vital disponer de herramientas e información.


Como ejemplos concretos se destacan el conocimiento técnico sobre enfermedades emergentes, la evaluación de uso de mallas antigranizo, el manejo adecuado de la cuenca en zonas bajo riego ante eventos extremos, la generación de información preventiva como el índice de incendios, así como el análisis de estrategias de diversificación productiva y la evaluación de nuevas variedades tolerantes a bajas temperaturas.
La información mencionada se comparte en forma gratuita a través de la página web www.inta.gob.ar/altovalle. Para mayor información, escribir a rodriguez.andrea@inta.gob.ar


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios