El caño que salvó a Tinelli

Venía de perder frente a "Gran hermano". Ahora gana con este baile típico del cabaret.

Ya lo hizo el año pasado. Y este año lo repitió. Cuando todo parece medianamente perdido, Marcelo Tinelli se reinventa. Y allí, en el arcón de los recursos televisivos a veces más previsibles, encuentra su solución. Este año, cuando parecía que su «Bailando por un sueño» debía conformarse con el segundo y cómodo lugar detrás del irrefrenable avance de los chicos encerrados en la casa de «Gran hermano», Tinelli volvió a encontrar la solución: el baile del caño.

Ese baile erótico, más apropiado para los salones para hombres que para una pantalla abierta y familiar, le abrió a Tinelli la puerta grande del rating. Por segunda noche consecutiva, su «Bailando por un sueño» se convirtió anteanoche en lo más visto del día. Pero eso no sería una gran noticia si no estuviera acompañado del estrepitoso descenso de las marcas en el rating de la casa que ahora encerró a un grupo de mediáticos bajo el nombre de «Gran hermano: famosos», que ayer hizo 20,4 puntos de rating. Y por el ruidoso fracaso también de la serie «El capo» que quiere retratar a la mafia argentina, con el protagónico de Miguel Angel Rodríguez.

Los dos ciclos parecen las dos caras de una misma moneda. Telefé creyó encontrar en el reality show la nueva máquina generadora de rating, y apostó, para seguir en carrera, a un grupo de famosos (algo que ya se había intentado y se había convertido incluso en el hazme reír de la industria televisiva, cuando Quique Estevanez encerró en una mansión a un grupo encabezado por el actor Juan José Camero). Pero no previó que la gente quizás prefiere al desconocido con historias que puedan identificar al público, que a los famosos con peleas berretas.

Tinelli, en cambio, que ya está en la cuarta versión de «Bailando por un sueño», probó la derrota primero contra «Gran hermano». Y después de darle vueltas al asunto, logró convertir al recurso del caño -que parece poco apropiado para el horario familiar-, en una tendencia. Ahora se le llama «pole dance» y parece que está haciendo tanto furor en Buenos Aires que ya se están vendiendo franquicias para abrir institutos especializados en dictar clases de baile de caño.

Son las dos caras. Mal que les pese a los que detestan a Tinelli, el conductor sabe encontrar siempre la manera de reciclarse, de barajar y dar de nuevo hasta encontrar el gusto del televidente que lo sigue. Lo hizo con «30 segundos de fama kids», lo hizo el año pasado con «Bailando por un sueño» y lo volvió a hacer ahora con este baile bastante cuestionable para el horario familiar. Pero lo suyo es un negocio. Y parece que de eso, al menos, Tinelli sabe.


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