El caracol que quería ser rápido

Hoy se estrena en los cines de la zona la película “Turbo”, de DreamWorks.

Liliana Martínez-Scarpellini (dpa)

Casi todas las grandes películas de animación llevan implícito un mensaje de superación y cambio, y la que ahora nos ocupa llega con la aureola de tener eso y todo lo necesario para triunfar: se llama “Turbo” y narra la historia de un caracol que pretende ser rápido. En principio el planteamiento no parece gran cosa, pero la magia de DreamWorks poco a poco activa el argumento cuando Theo, el caracol protagonista, harto de ser lento y de vivir una vida cansina, sufre un accidente que por una especie de milagro le convierte en un animal sorprendentemente rápido, con el turbo a cuestas a donde quiera que va. No sólo eso, sino que adquiere las características de los bólidos de carreras, con luces, velocidad y precisión de movimientos. Incluso música lleva a bordo. Todo un fenómeno. Todas esas virtudes le confieren un nuevo ADN y le hacen plantearse una nueva meta: la de competir en la prestigiosa carrera de los 500 millas de Indianápolis con otros coches de carreras. Aunque todos le tachan de loco y de excéntrico, el pequeño Turbo hace valer sus convicciones sin dejar que sus sueños se interpongan en su camino. Todo ello con un reparto de lujo en las voces de los distintos caracoles que forman parte de este particular mundo, empezando por Ryan Reynolds en el personaje de Turbo y siguiendo con Paul Giamatti en el papel del hermano de Turbo, Michael Peña como Tito, el rapero Snoop Dog como Smmove Move, Michelle Rodríguez como Paz y Samuel L. Jackson como Whiplash. Es una historia que surgió de la cabeza de David Soren, el director novel que se inspiró viendo a su hijo jugando con los coches de carreras y con los caracoles de la puerta de su casa. “Para mí, no fue tanto tratar de hacer una película sobre coches de carreras, fue más sobre encontrar un personaje secundario, uno que no fuera favorito. Y creo que un caracol lo es de forma automática”, dijo Soren sobre los inicios del filme. Para conseguir el efecto adecuado en lo tocante a la carrera, DreamWorks se asoció con IndyCar, la organización detrás de las 500 millas de Indianápolis, una sociedad que queda claramente reflejada en la película por la precisión del circuito y de los coches que participan. Además, contaron con la participación de Darío Franchitti, cuatro veces vencedor de la prestigiosa carrera norteamericana, que hizo las veces de asesor para el largometraje. Después está el detalle de la banda sonora, que en esta clase de películas suele ser un factor importante de cara a tener una larga vida en el subconsciente colectivo de los espectadores. En esta ocasión, Henry Jackman ha sido el encargado de darle forma, con la colaboración del rapero Snoop Dog, autor de un disco de reggae que acaba de salir al mercado, “Reincarnation”. El polémico cantante es el responsable del tema principal de la película, dirigida a niños pero con el toque adulto que ayude a que sea sostenible en taquilla. Así lo afirma una de las voces protagonistas, la de Michael Peña, que suele ver cintas animadas una y otra vez con su hijo y cree que es importante que haya un poco de todos para los pequeños y los adultos que las comparten con ellos. Chevrolet, por ejemplo, se ha encargado de estar presente con un diseño de un Camaro para la película, asesoría para los productores y al mismo tiempo una forma de hacer publicidad a costa de una cinta que algunos comparan con “Cars” de Pixar y que, salvando las distancias, bien podría acercarse a lo que fue aquel proyecto para la empresa fundada por Steve Jobs.

Al director se le ocurrió la idea cuando vio a su propio hijo haciendo una carrera con autitos y caracoles.


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