El chic industrial: vivir entre hierro y hormigón
Una de las tendencias en interiorismo que actualmente pisan con fuerza. Consiste en usar para la decoración del hogar objetos que en realidad deberían estar en un viejo taller o en una nave industrial.
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Manchas de óxido en la mesa de acero del comedor, las sillas con el barniz desprendido. Las paredes de hormigón están desconchadas. Cajas de metal colocadas una sobre la otra sustituyen a la cómoda. Así es el “chic industrial”, una de las tendencias en interiorismo que actualmente pisan con fuerza. Consiste en usar para la decoración del hogar objetos que en realidad deberían estar en un viejo taller o en una nave industrial.
“Este estilo de decoración crea una imagen arcaica, desde luego”, dice la analista de tendencias Gabriela Kaiser. Todo puede tener un aspecto un poco más bruto, más tosco, más gastado. Se pueden ver gruesas costuras de soldadura. Los tornillos no se tapan. Y es que los objetos industriales no tienen por qué lucir bonitos, sino que sólo tienen que cumplir con sus funciones.
Sin embargo, esos objetos adquieren un aspecto más acogedor si se combinan con un poco de color, telas, tapizados y almohadas. “Este estilo se expresa bien en un contexto natural. La madera, por ejemplo, combina muy bien con él”, dice Kaiser. El resultado es un encanto un poco mágico. Y muchos de los objetos de metal adquieren una apariencia bonita: viejos bidones con imágenes coloridas que están un poco arañados, raspados o cubiertos de pátina se convierten en macetas.
Lo mejor es combinar esos objetos, recomienda la analista de tendencias Ursula Geismann. “De hecho, los accesorios son obligatorios. De lo contrario, la decoración no tiene un aspecto acogedor, porque a fin de cuentas no quiero vivir en un matadero”. Ella propone, por ejemplo, colocar cubos de metal delante de la pared empapelada con estampados de flores. “El lenguaje discreto del diseño industrial se combina bien con todo”.
En las ferias de decoración celebradas este año se podían ver numerosos objetos industriales transformados y piezas creadas en este estilo. Por ejemplo, en la feria Ambiente en Fráncfort la empresa De Lata presentó cajas hechas a mano de hojalata fina y madera. En el catálogo actual de Butler, “Steel Life”, hay sillas y taburetes barnizados de acero y con la pintura un poco rallada. Y en la mesita auxiliar de metal “Time Table” se pueden ver claramente las soldaduras y otras huellas de fabricación.
La muestra de Kare en la feria del mueblo IMM en Colonia, también en Alemania, incluso se llamó “Industrial Loft”: mucho metal, lámparas industriales y bancos de madera. El color primario es un gris oscuro. Aquí también se combinan estos objetos con muebles cómodos multicolores como sillones lounge para crear un ambiente acogedor en la vivienda.
Sin embargo, también en el propio hogar hay muebles de uso corriente que se pueden llevar al salón: ¿qué tal un viejo banco de trabajo que estaba en el sótano? Puede convertirse en un magnífico aparador o cómoda. Gleismann recomienda usar ese banco de trabajo como armario para zapatos en el pasillo. ¿Y qué se puede hacer con el pobre estante de metal en el garaje? Si se colocan en él bonitos objetos de decoración, puede lucir bien en el salón de la casa. Y ¿por qué no comprarle a una escuela viejas taquillas y usarlas como armarios?
¿Por qué estos objetos de metal toscos y brutos de la industria han llegado a marcar una tendencia en la decoración interior? Según Kaiser, esto se debe a que la gente está harta de ver muebles bonitos. “Durante mucho tiempo vivíamos en una etapa de perfección absoluta”, dice la analista de tendencias. Ahora, se acepta otra vez que los muebles puedan tener defectos y que se pueda ver que los accesorios están usados, aunque las huellas de su uso hayan sido creadas artificialmente.
Además, el estilo “chic industrial” se enmarca dentro de la actual tendencia general de resucitar estilos del pasado: el sillón orejero de la abuela y la mesa baja con su tabla reniforme de los años 70 son sólo dos ejemplos de clásicos que actualmente tienen una gran demanda. “Otra posibilidad es regresar a los tiempos de la Revolución Industrial”, dice Geismann. No se trata de algo rebuscado, explica la experta. “Basta con recordar a la Escuela de la Bauhaus: su concepto del diseño tenía su origen en la industria”.
dpa
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