El Ciclón ‘A’ fue demasiado para el River ‘B’

El Millo empezó arriba con un gol de Cavenaghi al minuto, pero el equipo del Patón lo dio vuelta.

Después de 90 minutos entretenidos, seguramente Edgardo Bauza quedó más conforme que Ramón Díaz, y no sólo por el resultado final. El 3-1 fue para San Lorenzo en el estadio Padre Ernesto Martearena, pero también las mejores situaciones.

El partido, que debió jugarse el martes pero se suspendió por las lluvias, significó un buen ensayo. El Patón puso en cancha a sus mejores hombres y contó incluso con Ángel Correa, el potencial crack que en el final del clásico marcó un verdadero golazo. Ramón, por su parte, mandó suplentes a la cancha y guardó a los titulares para el tercer partido ante Boca (sábado en Mendoza). Igual, el cotejo se anoche le sirvió para ver a varios jugadores con poco rodaje y a juveniles interesantes. El partido arrancó de la mejor forma para River porque en la primera jugada, Keko Villalva habilitó a Cavenaghi con un envío a la espaldas de Mas y Gentiletti, y el Torito no perdonó. Definió fuerte al primer palo -floja respuesta de Torrico-, ante el estéril cierre tardío de Alvarado.

Corrían apenas 34 segundos y River volvía a sonreír, como ante Boca. Y casi la estira 5’ más tarde, pero Rojas cabeceó apenas desviado un muy buen centro del Malevo Ferreyra.

Los muchachos de Bauza tardaron un cuarto de hora en meterse en el partido. Y lo hicieron cuando comenzaron a influir Ortigoza y Mercier, el doble cinco que compone el corazón del equipo. Correa, el más incisivo, estuvo cerca dos veces: en la primera le tapó el gol Chichizola y en la segunda definió a las nubes.

El Torito Cavenaghi tuvo su segunda perla sobre los 22’, pero pecó de egoísta; y casi aumenta el Malevo Ferreyra de no ser porque su tiro libre se fue un poco ancho. Entonces, a los 30’, el pibe Solari le cometió un infantil penal a Nacho Piatti y el infalible Ortigoza lo cambió por gol.

Con el 1-1 se fueron al descanso porque Fabbro, de aceptable nivel, se demoró en definir una pelota que le había quedado servida en el área chica.

El inicio del ST fue como el PT, pero a la inversa porque en la primera jugada Ortigoza progresó en la cancha, Buffarini lanzó un centro de zurda, el pibe Víctor Cabrera se durmió y Nacho Piatti cabeceó a la red.

Iban apenas 50 segundos, San Lorenzo lo daba vuelta y parecía que se abría el partido. El Santo comenzó a mandar en las acciones, tuvo rotación de pelota y buena posesión, y River se diluyó con el correr de los minutos (y los cambios).

Entonces, ya sobre los 42’ Correa armó una contra solo, encaró a todos los defensores, dio un giro de bailarín y desde afuera del área la clavó en el ángulo. Un verdadero golazo para cerrar la plácida noche salteña.

Archivo

No es ningún Ángel: Correa volvió a hacer de las suyas y cerró la noche norteña con un golazo para enmarcar. El Patón Bauza lo disfruta.


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