El cierre temporal de la sala deja a Viedma sin cine

El martes venció la concesión del servicio en el Centro Municipal. Piden prórroga de 60 días.

VIEDMA (AV).- El séptimo arte se quedó sin lugar en Viedma, al menos por un tiempo, ya que el pasado martes 23 se venció la concesión del servicio de cine en el Centro Municipal de Cultura, y las partes no acordaron la renovación del contrato que las unía.

Mientras buscan un edificio donde continuar la actividad del cine Amarcord, los concesionarios solicitaron una prórroga de sesenta días ante el Ejecutivo municipal -y éste la remitió al Concejo Deliberante- hasta que se produzca el traslado a alguna de las dos salas cinematográficas que posee la capital rionegrina, que han permanecido cerradas durante varios años o alquiladas para peloteros, festejos de cumpleaños o para distintas agrupaciones religiosas, entre otras actividades.

La directora de Cultura viedmense, Patricia Antonio, estimó que no debería haber problema en otorgar ese período extra para que culmine con éxito la gestión que inició el intendente Jorge Ferreira, para retirar el cine del ámbito comunal.

Se llega a la fecha en esta situación ya que los concesionarios pretendían renovar el contrato con la municipalidad, en condiciones que se habían manifestado como demasiado laxas con los empresarios y poco convenientes para el Estado.

Este cierre temporal de la sala viedmense se ve agravado ante la ausencia de funciones en el cine Garibaldi de la vecina Carmen de Patagones, que en manos de la Asociación Italiana de la localidad, aún no ha comenzado su actividad durante la presente temporada.

 

Diferentes conceptos

Por otra parte, más allá de la estimación puntual sobre el contrato, la titular de Cultura estableció una diferencia de concepto sobre las actividades que deben regir en el espacio municipal.

Patricia Antonio definió que «no queremos que funcione un cine comercial, aunque sí planeamos realizar actividades de cine arte o muestras de cine nacional», aunque aclaró que «es un proyecto para ser desarrollado más adelante. Ahora necesitamos qu la sala mayor Antú Ruca continúe como una sala dedicada a espectáculos teatrales y musicales, y no estar condicionados con la actividad fija del cine», aseguró la funcionaria.

La instalación del cine Amarcord en el Centro Cultural en 1999 significó la solución a una carencia en el área del entretenimiento para la zona, pero esa contratación en el mandato de Fernando Chironi, para muchos fue por lo menos un mal negocio para la comuna.

Además de acotar la productividad de la única sala teatral de la ciudad, la empresa encabezada por Adrián Tubio y Alberto Aicardi abonaba mensualmente doscientos cincuenta pesos, mucho menos de lo que se requiere para alquilar un inmueble que permita la actividad, además de que los servicios de luz y gas corrían por cuenta del municipio viedmense.


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