“El cine argentino gana festivales, eso es todo”

Alterio no ve un panorama auspicioso para las producciones nacionales.

Madrid (EFE).- La situación del cine argentino es comparable a “una lucha contra molinos de viento” y, si bien hay un pequeño racimo de jóvenes directores que abrieron una nueva vía y triunfan en los festivales, esto no es suficiente, según Héctor Alterio: “Ganan, sí, pero eso es todo”.

En la Argentina se producen al año, como mucho, veinte películas, lo que obliga a hablar a Alterio de una industria “más que endeble, paupérrima” y “absolutamente dependiente del cine norteamericano”.

Aún así, el actor argentino afincado en España percibe un nuevo giro, una “nueva vía”, un nuevo modo de hacer cine. “Autores ya consagrados como Adolfo Aristarain o Eliseo Subiela ya manifiestan en su quehacer una tendencia a romper moldes, y a ellos hay que sumar una media docena de jóvenes cineastas que marchan por rumbos nuevos y son muy bien recibidos en los festivales internacionales”.

Entre estos nuevos realizadores se encuentra Daniel Burman, con quien Alterio rodó “Esperando al Mesías”, una película que presentó en Madrid y que recibió el premio de la crítica en el festival de Valladolid, un galardón con el que culmina una meritoria carrera por certámenes como el de La Habana, Buenos Aires o Biarritz.

Pero Héctor Alterio no es precisamente optimista respecto al futuro del cine argentino y así confiesa que si bien estos nuevos valores dejan huella en los festivales, “todo se queda ahí”, no hay una correspondencia en taquilla, no hay un impulso que salve a la industria”.

“Los jóvenes cineastas argentinos empiezan una película con una especial luminosidad en la cara, pero a medida que avanza el rodaje, se produce en su rostro una singular transformación, del tipo de la del doctor Jekyll y mister Hyde. Así y todo, se van haciendo películas, pero es una pelea contra los molinos de viento”.

Esos molinos de viento son fácilmente reconocibles para Alterio: El cine de los EE.UU., o mejor, la política cinematográfica norteamericana.

“Me gusta el cine norteamericano, -afirma- pero siento una profunda antipatía por su gansteril y avasalladora política cinematográfica, diseñada para cercenar la industria de otros países a golpe de dólar”.

En “Esperando al Mesías”, Alterio encarna al patriarca de una familia judía que cultiva con mimo sus tradiciones en un Buenos Aires marcado por la depresión, por el crack financiero. A su alrededor se mueven personajes que lo han perdido todo, o que nunca han tenido nada.

Daniel Burman rodó esta fábula urbana de una forma nada ortodoxa, nada discursiva, con diálogos fluidos, espontáneos y exentos de rigidez. Y esto le gustó especialmente a Héctor Alterio, quien admite que ser actor es “una simple cuestión de oferta y demanda”.

El vive dentro de ese sistema de oferta-demanda y, por eso, revela que en su carrera acepta dos tipos de propuestas: “Aquellas que me gustan y otras que son sólo eso, trabajo”.

“He de reconocer que he tenido que hacer cosas que no me han agradado mucho”.


Madrid (EFE).- La situación del cine argentino es comparable a “una lucha contra molinos de viento” y, si bien hay un pequeño racimo de jóvenes directores que abrieron una nueva vía y triunfan en los festivales, esto no es suficiente, según Héctor Alterio: “Ganan, sí, pero eso es todo”.

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