El control es bueno, pero la confianza es aún mejor. Y esto vale también para el uso de las redes sociales.
El procurarse la contraseña del hijo para entrar secretamente en su nombre en facebook no es buena idea, dice el consejero de educación Heinz Thiery.
Tampoco lo es el permitir al niño el uso de Facebook sólo cuando los padres puedan ver lo que escriban o reciban.
La desconfianza provoca una actitud defensiva. Incluso quien comparte la misma red social tiene limitadas posibilidades de control: “No pasará mucho tiempo antes de que el chico aprenda todos los trucos para excluir al visitante indeseado”. (DPA)
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