El Cuarteto de Cuerdas Buenos Aires llega al Valle

Buenos recuerdos y un apoyo total al proyecto cultural del IUPA, al que califican como ejemplar, llegaron a la mente de los integrantes del Cuarteto de Buenos Aires, mientras se preparaban para el concierto que esta noche brindarán a las 22 en Casa de la Cultura de Roca, junto al cellista Claudio Baraviera. Interpretarán el "Cuarteto de Cuerdas Nº 59 en Mi menor" de Beethoven y el "Quinteto de Cuerdas en Do Mayor D 956" de Schubert.

Hace l6 años, desde que en l984 cuatro instrumentistas de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires decidieron formar un cuarteto de cuerdas, que se viene cumpliendo la idea de estos músicos de compensar la falta de una agrupación de ese género en Buenos Aires y de concretar una necesidad personal de realización artística.

Liderados por Edgardo Zollhofer ( violoncello) y Marcela Magin ( viola) el Cuarteto de Cuerdas de Buenos Aires llegó hasta estos tiempos incluyendo a Haydée Seibert-Francia (violín) y Grace Medina ( violín) quienes, junto al invitado Claudio Baraviera (cello), se presentan hoy, a las 22, en el Ciclo de Conciertos en la Casa de la Cultura de Roca.

Entre ensayo y ensayo en un espacioso departamento de la avenida Córdoba de capital, los músicos comparten su menú musical, Beethoven y Schubert con algo tan prosaico, pero no menos necesario, como comida, café y cigarrillos.

«El movimiento cultural de Roca es fantástico» sostienen mientras recuerdan un hito en la carrera del conjunto cuando hicieron una suite de Alban Berg en el Teatro del Globo que les salió tan redondo como el nombre del esa sala, aunque ya en l987 en la Primavera Musical de Bariloche fueron premiados como el mejor conjunto de cámara argentino.

El cuarteto estuvo dos veces en el Valle, aunque alguno de sus integrantes haya participado de otras formaciones, como Haydée Francia, una visitante habitual ya que se presentó con piano y con su trío. Ella reafirma que a partir del IUPA (exINSA), «lo que han hecho es excepcional, desgraciadamente no se conoce demasiado y no hay el apoyo necesario».

Por su parte la joven Grace Medina agrega que «lo de Roca es como una burbuja, un proyecto modelo que funciona muy bien, pero no se copió en otros lugares de la Argentina». Hace alusión a la Escuela de Música y al Cuarteto de Cuerdas Fundación Patagonia, a los que ponen como ejemplos del proyecto. En ese sentido Haydée Francia reflexiona sobre la excluyente centralización cultural de Buenos Aires contra emprendimientos como el de Roca que «merece ser tomado en cuenta».

En esta visita que realiza el cuarteto al Valle la programación se armó, como siempre, sobre varias opciones que en este caso fueron elegidas sobre la base del «Cuarteto Op. 59 Nº 2» de Beethoven y el Quinteto con dos cellos de Schubert, más algún bis que tiene secretamente guardado, aunque puede seguir siendo más Schubert «o el Danubio Azul», como dice divertido Edgardo Zollhofer.

La dinámica de trabajo del equipo contempla un promedio de tres ensayos semanales y cuando se acerca el concierto, como es el caso, todos los días con un promedio de cuatro horas. En estos encuentros todos aportan a las posibilidades de interpretación, «la música es un discurso y se lo puede decir de una manera o de otra» sostiene Francia, esto se acuerda porque a veces no es tan fácil.

«En los ensayos no solamente se estudian las notas y la interpretación sino que se pretende llegar a un nivel de entendimiento donde no sea necesario hablar todo sino poner el acento en algo más intuitivo desde la música. A veces tocamos tres veces la misma obra y siempre pasan cosas diferentes» comentan Medina y Zollhofer.

Salir de la rutina

El Cuarteto de Cuerdas Buenos Aires tenía, antes de Roca, un concierto en el Colón que por el cierre de temporada abrupto (que parece que no es definitivo) debió pasar al Avenida, pero sus integrantes se lamentan de no poder sentir el desafío de llenar de música la gran sala de la calle Libertad. Ellos han recorrido Colombia, Chile, Uruguay, Brasil, múltiples escenarios y públicos, pero señalan que «el público argentino es el más generoso y aplaudidor», en cuanto al interior sienten que allí las distancias entre el público y artista no se notan «se acercan a nosotros con interés y curiosidad, una actitud distinta muy agradable», admiten.

En esa trayectoria que tienen saben que en la Argentina la carrera del músico es difícil y con más razón las perspectivas , «porque la situación económica tiene una influencia muy grande sobre las actividades culturales, es un año muy difícil y no pensamos que el próximo sea diferente» consideran al señalar que las sociedades musicales se manejan con mucha gente del exterior, dentro del prejuicio de lo foráneo tan típico de los argentinos.

De todas maneras ellos tienen claro que «hacemos esto porque nos da placer y nos saca de la rutina de la orquesta» dicen.

Sobre todo a la más nueva en el equipo que es Haydée Francia, ya que el cuarteto ha tenido sus variantes con 16 años de actividad.

El solaz de la música de cámara parece ser un recreo a los horarios y las programaciones que impone el pertenecer a una orquesta.

Pero esta vez el cuarteto se transforma en quinteto para Schubert e ingresa a Claudio Baraviera que «es como Dios, está en todas partes» confiesan divertidos sus colegas al aludir al cellista que toca por primera vez con este cuarteto. El músico dice sentirse muy honrado de hacerlo y califica a Schubert como «sublime», aunque prefiere definirlo a partir de la ejecución porque como dice Zollhofer «no hay traducción para la música».

Los miembros de la agrupación también tienen sus favoritos entre los grandes cuartetos internacionales, como es el caso de Grace Medina que decididamente prefiere al Cuarteto Alban Berg, aunque agrega al Guarneri y Amadeus «son fenomenales y nos estimulan» confiesa.

Creen que la música de cámara a quedado en su reducto íntimo contra el crecimiento de los megaespectáculos, pero ellos insisten en este disfrute y ya piensan en encarar el Cuarteto de Juan José Castro y una obra para cuarteto y orquesta del compositor brasileño Ñatali. Mientras tanto se muestran «contentos de tocar en Roca y también compartir un asado con amigos».

Julio Pagani


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